Es bien sabido que una buena estrategia de marketing multiplica el número de clientes de nuestro producto o servicio.
El problema es que a veces nos dejamos llevar por la perspectiva de duplicar, triplicar,… nuestras ventas y nos olvidamos de una regla básica de las matemáticas: cero multiplicado por cualquier número sigue siendo cero.
El marketing no hace milagros. Si nadie se interesa por tu producto, ¿no crees que deberías empezar a pensar que el problema no es el marketing del producto sino el producto en sí mismo?
Sé, por propia experiencia, que siempre es más fácil pensar que «sólo» hay que anunciar más el producto, mejorar el SEO de la web, simplificar el proceso de compra y un largo etc, antes que aceptar que somos la única persona en el mundo (aparte claro de la familia y amigos, que siempre mienten) que daría un duro (¡tanto en un sentido figurado como literal!) por nuestro producto.
Yo mismo fui un tozudo durante demasiado tiempo con mi primer producto (que ya no existe y que no tuvo usuarios ni cuando, en un último intento, lo ofrecí de forma gratuita).
Lo lancé con todo el entusiasmo del mundo y al ver la fría respuesta que obtuve me dije que el problema era el marketing del producto con lo que empecé a probar todo lo que se me ocurría.
Aposté por más anuncios en Google AdWords, cuenta de twitter, página y anuncios en Facebook, dos cambios de plantilla y varios intentos de mejora del SEO en la web del producto para ver si era un tema de diseño, paso de pago mensual a pago por uso,…) sin ningún tipo de mejora significativa.
Y me temo que aún estaría intentándolo si no fuera porque en paralelo (y casi por azar) lancé otro producto completamente diferente (http://migratetowp.com/.
Se trata de un servicio para ayudar a la gente a migrar su presencia online a WordPress con una inversión mínima: una web muy simple (HTML puro) y solo cinco euros semanales en anuncios de Google.
Para mi sorpresa, la primera semana ya tuve mis primeros clientes y en dos semanas ya había ingresado más que en los dos años que llevaba intentando hacer funcionar mi producto «estrella».
Eso me abrió los ojos. El mercado me estaba indicando claramente dónde tenía que focalizar mis esfuerzos, y por suerte para mí, esta vez sí que le escuché.
No hace falta gastar mucho dinero ni tiempo en hacer un buen marketing para ver si un producto funciona.
Si no funciona mejor parar lo antes posible y repensarlo todo desde el principio. Y si funciona, ¡pues siempre estás a tiempo de gastar mucho más!
Escrito por Jordi Cabot.