Siempre se ha dicho que los estudios son muy agradecidos. Y hoy hacemos una invitación a los más jóvenes para que se tomen en serio esto de prepararse académicamente. Y a los mayores, un mensaje de reflexión: Nunca antes los estudios posibilitaban un poder vivir mejor que el no tenerlos. Solo hay que añadirles una preparación sobre cómo ser emprendedor y el resultado es un porvenir con mejores perspectivas que las de cualquier otra persona sin estudios.
La crisis que nos visitó y que dimos por concluida hace ya unos meses, ha puesto de relieve que aquellos que son más indefensos padecen más dichos períodos de paro y decrecimiento económico. Y esa indefensión ha sido principalmente marcada por el nivel de preparación académico. Ha afectado a aquellos con poca cualificación laboral y sin estudios.
Hay profesores económicos que avecinan una nueva crisis. Nosotros no lo creemos pero lo que está claro es la brecha que se ha abierto en este mundo cada vez más global. Los que están cualificados y los que no. Y es por eso la importancia de tener que estudiar y prepararse.
No importa la materia que uno escoja, sino la convicción y capacidad de prepararse para ser bueno en ella. Ya sea un oficio, ya sea una profesión liberal o una especialización técnica, la importancia de adquirir los conocimientos y experiencias nos hará que sea una obligación pasar por las aulas.
La crisis no ha depurado los desmanes de nuestro capitalismo egoista y desmesurado. Y por eso la lenta recuperación económica que veremos en los próximos meses. En ella, los que están preparados tienen más herramientas que los que no tienen nada. No descubrimos nada pero es que resulta alarmante como los jóvenes de nuestro país han olvidado las aulas, la universidad y la sensibilidad por una buena preparación y cualificación. Además del fracaso escolar entre los que estudian.
El poder encontrar una buena profesión sin estudios se ha acabado.
Y junto a la preparación académica, tendremos que asegurarnos que potenciamos el carácter emprendedor en un entorno como el actual. Hay que inculcar el madurar con talento, autoestima y el perseguir emprender nuevas oportunidades profesionales.
Hay que volver a la cultura del esfuerzo y de saber dar valor al sacrificio por la obtención de las cosas. A los 25 años normalmente se han acabado los estudios universitarios, de masters y los de formación profesional. Es entonces un buen momento para iniciar la carrera laboral con mejores garantías.