Las iglesias están medio vacías y necesitan dinamizar sus eventos que son por lo general aburridos y con falta de técnicas de motivación. No digo que no son importantes los contenidos, que seguramente para los fieles que acuden lo son y mucho. Pero lo que está claro es que nuestras iglesias están desiertas, no va la gente, y se está produciendo un distanciamiento profundo entre la sociedad y la institución eclesiástica. Pero se puede arreglar y son los emprendedores los que tienen la solución.
Alguno dirá que la iglesia no tiene porque actuar para remediar tal situación. Al fin y al cabo, los no fieles tendrán su camino. Pero si analizamos el fin último de los discursos de nuestros párrocos y curas en nuestras iglesias, éste no es más que llevar el mensaje del Señor a cuantos más mejor.
Y en ese sentido, la audiencia y público de las iglesias necesita tener ayuda para poder seguir al ponente en cuestión, y en este caso, el cura necesitaría incorporar nuevos dotes de coaching y de técnicas de hablar en público. Y la música puede ayudar a llevar el mensaje. Alternando los sermones y mensajes con actuaciones musicales, la audiencia se lo pasaría mejor, lo asimilaría más y se llevaría la experiencia a casa. Pasaríamos de una asistencia a la iglesia sin pena ni gloria a una experiencia con sentimiento inolvidable para todo aquel que fuera.
Se trata de hacer llegar a cuantos más el mensaje, para que estos actúen luego como embajadores. Podría producirse aquello de que los que fuesen a las iglesias, dirían a sus amigos: «es que el otro día tuvimos una sesión del párroco majestuosa. Hablaba con tanta claridad, sinceridad y realismo que me llegó al corazón todo el mensaje. Y encima cantamos y escuchamos música como si estuviéramos en un paraíso terrenal.»
Y la gente volvería a pisar las iglesias, se llenarían y cantarían sus canciones con entusiasmo y alegría.
¿Pero quien puede llevar la música y alegría a las iglesias? Los emprendedores. Se trata de crear una empresa que visite las iglesias en sus instituciones eclesiásticas de alto nivel, ofreciéndoles un plan de llenar las iglesias a un coste muy asumible. Además, se potenciaría la cultura ofreciendo la posibilidad que fueran grupos locales los que se encargasen de ofrecer la música y el espectáculo.