Papa, quiero ser piloto de avión. No hijo, que esto ha cambiado mucho y no te lo recomiendo


He tenido la suerte de volar en cabina. En un trayecto corto, de Badajoz a Madrid en una magnífica compañía como es Air Nostrum. Pero el mérito ha sido del piloto y del co-piloto, sin olvidar a Pilar (nombre cambiado), la sobrecargo (azafata de vuelo) que ha estado estupenda en el trato y en la cordialidad.

Todo empieza cuando me aproximo al bar del aeropuerto de Badajoz unos minutos antes de mi vuelo. Después de 4 días formando a Emprendedores en la Universidad de Extremadura, me dispongo a volver a casa. En la barra del bar, se encuentra la tripulación del vuelo disfrutando de un buen café, de esos que hacen muchos camareros con cariño e ilusión en cualquier bar de España. Mi osadía de preguntar por conocer, me lleva a dirigirme al piloto-comandante, no después de saludarlos, qué tal eso de ser piloto. Siempre había pensado que pilotos, co-pilotos y azafatas eran como en la película Avatar, seres lejanos y superiores.

La tertulia no da mucho para más porque se tienen que ir y me quedo sin respuesta. Me comentan que la historia ha cambiado mucho y que ya no es lo que era hace unos años atrás.

Ya en el avión, el piloto y co-piloto me invitan a disfrutar del vuelo con ellos. Fueron unos minutos muy agradables, tanto para mí como para ellos como veréis después. Volvimos a la conversación del bar del aeropuerto y me comentan que esto de ser piloto ha ido a menos en cuanto a remuneración y calidad de vida. Están igual que hace 20 años, es decir, ganan lo mismo o incluso menos que un piloto de hace ese tiempo, con la consiguiente merma en poder adquisitivo y calidad de vida. Le dedican mucho tiempo, no tanto de horas reales de vuelo pero si de espera, es decir, aquel tiempo que va desde un vuelo a otro. En total, más de 12 noches al mes con el consiguiente desgaste personal que supone estar lejos de casa. Además, los nuevos pilotos cobran más bien poco, y superados con crece por muchos puestos de trabajo en el mercado laboral.

O sea, que después de tanto estudiar y prepararse (además de soñar desde niño), un piloto no es tan guapo como lo era antes. Lo que no han perdido es su status social y la percepción por el resto de la sociedad de este colectivo, azafatas de vuelo incluidas. Les pregunto que ligarán un montón y todo eso. Y la respuesta es rotunda. Tampoco, de ligar nada de nada.

O sea que un piloto actual, no gana mucho, pasa muchas horas fuera de casa y encima mantiene un status social que no es real (interiorizado con la consiguiente frustración).

Les digo que se hagan emprendedores. ¿por qué no os montáis una compañía de pilotos y le ofrecéis a las aerolíneas el servicio de pilotar con un contrato mercantil en lugar de una relación laboral? Y comentan que hay algunos freelance ya en el sector, y se pasan al corporativismo, que……..  Excusas de todo aquel que quiere emprender pero que en el fondo está atrapado por una espiral negativa mental. Les comento que es más fácil de lo que parece, y que pueden incluso iniciar una nueva andadura profesional en otro sector. Pero llevan su pasión de volar tan dentro de ellos que es difícil que les convenza. Insisto y les relato varias historias de emprendedores y lo bien que viven. Y al final del vuelo, casi aterrizando, les invito a que sueñen, a que se dejen llevar en los magníficos cielos que surcan por sus pasiones, hobbies y recuerdos. Se ríen y aceptan el reto. Es cuando el copiloto me agradece mi insistencia y me comenta que tiene un proyecto que le ……. Ya sueña, ya casi emprende. Es el inicio y ya nadie le parará. Tienen insertado en su interior un chip de emprendedor que se encenderá en cualquier momento y les llevará a dejar la aerolínea y emprender su propio proyecto.

Buen vuelo y gracias por ese magnífico vuelo a una vida mejor.


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