Maratón de Barcelona: el desenlace


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Es domingo 1 de marzo, me levanto a las seis y media de la mañana para iniciar los preparativos de cara a correr la maratón. Estoy nervioso y la suerte ya está echada. Si tengo que finalizar la carrera lo haré y si no puedo acabarla estoy mentalmente preparado para aceptarlo porque lo importante en esta carrera es participar. Han sido seis meses de entrenamientos constantes y creo que estoy en óptimas para condiciones para hacer un buen papel. amigos y familiares que han corrido antes me han dado un último consejo: disfruta de tu momento en la carrera.

Tengo que reconocer que nunca había puesto al límite mi cuerpo y no estoy acostumbrado a excesos por lo que toda precaución es poca. Me han recomendado retirarme si no aguanto el sufrimiento extremo que se produce en el temido «muro», en torno al kilómetro 30 de la carrera.

A las ocho y media de la mañana se lanza la carrera. Los primeros atletas salen como galgos detrás del coche que abre carrera. Yo me encuentro justo el último de los casi 10.000 atletas que esperan a que la corriente humana cruce la línea de salida y piten los chips que llevamos sujeto en el calzado. Miro al cielo y se me escapan las primeras lágrimas. Me doy cuenta en ese momento que soy feliz, ya no me importa el resultado final, sólo pienso que ha valido la pena tanto entreno por haber sido valiente en tomar la decisión de intentarlo.

Como la vida misma de un emprendedor, lo importante es tomar la decisión y ponerse en acción para ejecutarla. Mientras transcurren los primeros kilómetros me doy cuenta que no estoy solo, delante mío hay 9.700 atletas que también intentan alcanzar el paraíso de la meta. Cada uno ellos tiene su historia del por qué ha decidido participar en esta interminable carrera.

Después de cuatro horas y treinta y dos minutos cruzaba extasiado la línea de meta. En ese momento las lágrimas volvían a hacer acto de presencia, volvía a sentir la felicidad en su estado puro.

Después de tal maravillosa experiencia solo me queda animarte a que te hagas una maratón, seas o no, quieras o no ser emprendedor. Pero descubrirás que siendo constante, persistente y mentalmente fuerte podrás conseguirlo, las mismas recetas que se necesitan para triunfar como emprendedor.

Nacho Martín


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