Los sueños, cuando estamos despiertos, se producen como mecanismo de escape a nuestra lujuria mental de conseguir aquello que anhelamos. Por eso es muy bonito soñar y a veces nos evadimos en busca de un sueño para alejarnos de la realidad que es tosca, rutina y conocida.
Soñar es emprender. Emprender es soñar.
Por eso los emprendedores soñamos mucho. Y al emprender esos sueños somos los que cambiamos, innovamos, materializamos nuevas formas de ver y hacer las cosas. Estos cambios es lo que los pueblos necesitan para ir evolucionando a un mundo mejor. Si no se produjeran esos sueños, estaríamos viviendo quién sabe como!
Y tú posiblemente también sueñas. Pero hay algo que te frena y te dejas esos sueños en tu interior. Quizás los más allegados tienen la suerte de oírte, de escucharte y ver como expresas sentimiento y ganas de emprender. Pero luego vuelves a la realidad y decides no emprender. ¿Por qué? Cuéntanoslo. Te podemos convencer de que es más fácil de lo que te crees. Que no es necesario dinero en la mayoría de los proyectos. Y que solo tu fuerza y talento es lo que permitirá encauzar el proyecto de forma satisfactoria.
En Estados Unidos los emprendedores suelen lanzarse una media de 3 veces hasta conseguir consolidar el proyecto definitivo. Aquí, parece que todo el mundo esté deseando que te estrelles para decirte:
Ves como te lo decía yo, que emprender es difícil y está hecho solo para los ricos.
Pero no es verdad. Esa gente y esos comentarios provienen de personas negativas que siempre ven la botella medio vacía y no saben ver las oportunidades que presentan hoy la vida y la coyuntura económica. Por no decir que no saben vivir, que seguramente son prisioneros de una forma de vida monótona, tristona y con poca pasión diaria.
Pero tú no eres de esos. Tú eres de los valientes, de los que arriesgan lo cierto por lo incierto. De los que piensan y sueñan. Sigue soñando que ya tienes el chip emprendedor y te llevará a iniciar tu proyecto muy próximamente. Cada día somos más, y pronto contaremos contigo.