Los emprendedores nos presentan el Crowdsourcing


Las nuevas tecnologías han transformado y continúan transformando la forma de trabajar en diversas actividades. Una de las más potenciadas es el diseño, a través de las aplicaciones y, más recientemente, a través del crowdsourcing, una novedad que promete cambiar la forma de trabajar.

¿Qué es el “crowdsourcing”? Es un neologismo inventado por Jeff Howe, editor de la revista Wired, quien es considerado el máximo referente en el tema.

El término proviene de “crowd” (multitud) y “source” (fuente) y básicamente implica tercerizar un trabajo a un grupo grande y anónimo de personas. Cualquier necesidad que pueda tener un individuo o empresa, puede hacerla pública a través de medios digitales, de forma tal que muchas personas respondan a la convocatoria, y el demandante pueda elegir a la persona más capacitada para cumplir la tarea, o la mejor solución propuesta.

Las aplicaciones del crowdsourcing son infinitas. Grandes medios periodísticos como USA Today, The New York Times y The Guardian lo han utilizado para proveerse de material de fuentes directas, en lo que se conoce como el polémico “periodismo ciudadano”. También han echado mano al crowdsourcing empresas  como Procter & Gamble o Pepsi, para nutrirse de nuevas ideas, u ONGs como Greenpeace. En algunos proyectos digitales como Wikipedia o WordPress, el crowdsourcing lo es todo, ya que no podrían existir como los conocemos si no fuese por el aporte de las comunidades que se han formado alrededor de ellos y colaboran con su desarrollo.

Crowdsourcing y diseño

Luego de un largo silencio latinoamericano en el tema, el primer caso de crowdsourcing se dio en una plataforma que se ha propuesto brindar servicio de diseño a través de una comunidad que en poco tiempo ha superado los 16.000 creativos y los 900 proyectos de diseño realizados.

La recepción que ha tenido no sorprende, porque el crowdsourcing demostró ser especialmente eficiente cuando es aplicado a la creatividad: es la novedad más impresionante que ha mostrado el mundo del diseño en los últimos tiempos. En Europa y Estados Unidos es ya un método habitual para que los emprendedores se provean de diseño de logos, sitios web y banners, así como también material impreso. Las razones de esto son varias. Los emprendedores señalan que evita la tarea de solicitar presupuestos a varios diseñadores, así como también el evaluar el profesionalismo y el estilo de cada uno de ellos. Para los diseñadores, es una forma rápida de acceder a clientes de todo el mundo, sin que importen los antecedentes académicos, la experiencia laboral previa o los contactos: lo que aquí importa es el talento.

El procedimiento por el que funciona requiere especial atención: los emprendedores publican su necesidad y el precio que están dispuestos a pagar por la tarea, luego los diseñadores trabajan y publican sus propuestas. A lo largo del proceso de diseño y a través de la plataforma, los emprendedores pueden seguir de cerca las tareas de los creativos, haciendo correcciones, sugerencias y comentarios. Finalmente, el emprendedor elige la mejor propuesta y premia al creativo con el monto prometido. A diferencia de otras formas de crowdsourcing, en estos casos la propuesta elegida es remunerada, lo cual implica un nivel de compromiso y de profesionalismo mucho mayor que la simple contribución voluntaria.

En estos momentos, el crowdsourcing aplicado al diseño parece haber llegado para quedarse. Nos resta ver qué otras actividades puede transformar, y con qué nos sorprenderá en el futuro.

Por Juan Quaglia


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