Hace poco me comentaban que en una empresa la crisis estaba dejando ver la miseria de muchos de los procesos y personas de la misma. Realmente lo que está pasando es que los nervios se están apoderando de organizaciones que no habían hecho muy bien los deberes en el área de Recursos Humanos y en los temas de productividad. De la enorme rentabilidad y euforia se ha pasado al sobredimensionamiento de plantillas. Sobra gente y se pierde dinero a espuertas. Y todo en prácticamente 4 meses (desde Octubre del 2008). ¿Quién tiene la culpa?
Los directores de las empresas deben ser responsables con sus decisiones. Y tomarlas cada vez que sea necesario. Cuando existía euforia, todo quedaba camuflado con los buenos resultados de la empresa. Ahora, es fácil de ver quien contribuye y de qué manera. Es más, se puede incluso vislumbrar quien lo hace de forma negativa, o sea restando. Y también se ve claro quien trabaja y quien no!
Por eso la crisis, en este sentido de la productividad, no está tan mal. Se acaba por eliminar aquellos recursos ociosos que no contribuyen de la manera que se había pensado en que lo harían. Muchos de estos suelen derivarse de actitudes poco comprensibles. La falta de compromiso, esfuerzo y sacrificio por parte de empleados y directivos hace que las empresas no sean del todo productivas en estos momentos que las ventas e ingresos han disminuido.
En este sentido, al reducir las estructuras se gana en competitividad. Esta ganancia debe venir acompañada de reducción de precios para captar nuevos clientes. Algunos pueden ver esta última medida como antagónica y contraproducente pero no lo es porque la gravedad de la crisis ha hecho el pastel más pequeño y hay que volver a ganarse la confianza de los clientes potenciales.
La crisis es seria pero más importante es saber afrontarla como una oportunidad para dotar a la empresa con la estructura necesaria para competir de una forma rentable. Hay que actuar ahora y no esperar a que el mercado mejore porque esto haría relucir la mediocridad en la gestión por parte de aquellos que son responsables de dirigir y conducir la empresa a donde tiene que estar realmente. Estas medidas son a veces traumáticas pero más lo es tener que cerrar la empresa y todos a pasar por la ventanilla del paro. Es triste decirlo pero hay gente que se merece ir al paro para reflexionar sobre su aportación al proyecto laboral.