Se necesita más y mejor formación, y de la buena, es decir, la de Gestión y Dirección de proyectos relacionados con el tema social. Posiblemente la formación existente en el campo social es buena pero incompleta. Se suele dar e impartir solo formación en la parte de ejecución de proyectos y su parte operativa así como tratar a los más necesitados. Desde el voluntarismo a la captación y formación de personal de campo, pero el sector se ha olvidado del Management y como gestionar dicha asociaciones y proyectos de carácter social desde la perspectiva de la Dirección General.
La formación que requieren los proyectos sociales deberían poner énfasis en la gestión de los recursos disponibles en la organización. También se debería cubrir con especial atención la captación de nuevos recursos, el conocido Fundrasing así como a la actividad comercial del proyecto social como forma de autofinanciar la misión y objetivos de la entidad.
La realidad es bien diferente. La mayoría de las asociaciones, ONG’s y Fundaciones viven de las ayudas y subvenciones anuales. Pocas de ellas buscan la autofinanciación con el desarrollo de sus operaciones, es decir, con la prestación de servicios. Muchos pensaréis qué cómo se puede plantear dicho objetivo porque el carácter de estas entidades es social y he ahí un posible freno al desarrollo del sector social. El no buscar alternativas al desarrollo y financiación de las actividades fuera de las subvenciones y ayudas hace que la gestión de las mismas esté anclada en métodos viejos, tradicionales y perversos a la vez. Esto provoca que la gestión de dichas entidades sea prácticamente exclusiva al área operativa de las mismas, olvidando por completo o dándole poco protagonismo a la captación de nuevos recursos y maximización de los existentes.
En otros países encontramos una industria más fuerte, más próspera en recursos y más dinámica. Es el caso de Estados Unidos, donde las fundaciones, las Universidades, las asociaciones de cualquier cosa disponen de cantidades ingentes de recursos para proceder al desarrollo de sus operaciones. En el campo académico, disponen de Endowments que les permite cubrir sus presupuestos ambiciosos en investigación, desarrollo, innovación, etc. Por eso son líderes y disponen de los mejores estudiantes del mundo que quieren asistir a las mejores aulas para su formación.
En España algunas escuelas les han copiado como el IESE o ESADE. También encontramos asociaciones que han preferido un enfoque más de empresa y menos de recibir ayudas. Es el caso de la ONG Escuela Emprendedores que canaliza su programa educativo sin recibir ni un céntimo de ayudas y subvenciones de instituciones públicas.
Con el actual desastre en Haití, hemos visto una reacción ejemplar de la sociedad española. Han sido varios cientos de miles de euros los que se han donado desde entidades privadas a ciudadanos de a pie consternados por las imágenes en los Medios de Comunicación. Las entidades que desarrollan cooperación internacional han visto como sus ingresos en donaciones han sorprendido por su cantidad y cuantía. Son miles los de euros que disponen y veremos como en unos meses, dicha cantidad se habrá evaporado de sus cuentas bancarias. Por contra tendremos un Haití recuperado, por lo menos eso es lo que nos dirán. Y vuelta a empezar, a pedir.
Si hubiera existido una formación más completa, dichas organizaciones no deberían pedir ni recibir un solo euros en ayudas ni donativos. Se deberían dejar para las demás, que se dedican a otros proyectos sociales tan necesitados por los anteriores.
En nuestro país, también tenemos una situación de emergencia. El paro y desánimo generalizado está haciendo estragos entre los ciudadanos. Y vemos que la gente no reacciona. Los emprendedores sociales y sus proyectos con resultados directos en nuestro país deberían recoger el testigo de las ayudas y canalizarlas para proteger a los más desfavorecidos.
La solución pasa por dar protagonismo a los emprendedores y que sean estos los que articulan el dinamismo en la economía y en el empleo. Sus proyectos e iniciativa es lo que nos salvará. Pero los políticos no se dan cuenta y están viendo como se erosiona lo que les queda de prestigio popular.