Es hora de actuar. Dejémonos de tanto mensaje predicador y tanta campaña de conciencia, especialmente de los políticos y los que están es posiciones de mando. Sus mensajes están agotados y encima son cansinos. Es momento de actuar, de dar el salto, de emprender, de iniciar una nueva andadura para acometer aquellos retos que somos capaces de visualizar cuando soñamos.
Dice Pablo Neruda, bueno algunos dicen que no es de él, una bella estrofa poética que suena así: «Muere lentamente quien no viaja, quien se transforma en esclavo del hábito, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrásde un sueño». Estas preciosas palabras juntas dicen mucho. Separadas son más bien feas o poco utilizadas pero articuladas de esta forma nos invitan a pensar que hay un camino a recorrer lleno de ilusión y oportunidades. Es cuestión de ir a explorar dicho sendero que nos llevará a recorrer como nunca lo habíamos experimentado antes la plenitud del desarrollo personal y profesional de forma conjunta.
Nos cuentan que tenemos que emprender más ya que es la única via de salida a la crisis que se ha apoderado de la clase civil. Pero quienes cuentan dichos mensajes son los que no se atreven a emprender, y lanzan sus recados y avisos desde la seguridad de un puesto de trabajo salvaguardado de los vaivenes de los mercados financieros y deslocalizaciones que sufre la economía con despidos masivos. Están en posiciones privilegiadas, ya sea en la política o en las grandes empresas.
Hay excepciones como la Fundación Escuela Emprendedores. Y académicos que ven la realidad en las aulas, aunque no todos.
Toda la sociedad civil tiene que actuar. Apartemos y dejemos de lado estas Navidades mensajes de evangelización y empecemos a actuar. NO hay margen y hay que ser determinante para no caer en una década que empieza y que puede ser calamitosa y desastrosa en el marco laboral, especialmente para los más jóvenes y aquellos que han perdido el trabajo en vísperas de su jubilación.
Solo que actuemos cada uno de nosotros, podemos conseguir grandes pasos que cambien la dinámica de la economía. Por lo pronto, nuestra actitud tiene que ser más positiva, más alegre, que contagie del buen rollo a los que nos rodean. Y así extenderemos a todos los rincones del país una convivencia más activa y menos deprimente. Be happy!