El camino de nuevo emprendedor


Escrito por Carlos Marcos, psicólogo, coach y formador en habilidades directivas. CarlesMarcos.com

En tiempos de crisis como los que nos toca vivir actualmente, a las personas les toca reinventarse en el ámbito laboral. Cada vez más, surgen nuevos emprendedores, pero, seamos claros.: no todo el mundo vale para ser emprendedor, y es peor el remedio que la enfermedad.

No basta con tener una gran idea. Existen 2 tipos de emprendedores: los que son por vocación o por necesidad.

Lastimosamente de los primeros hay pocos. No hemos tenido la oportunidad de tener una educación que nos de la oportunidad de prepararnos para adquirir esas competencias que todos entendemos que son necesarias para ser emprendedor.

Pero hay excepciones. Seguramente todos conozcamos a alguien en nuestro círculo de amistades, que podríamos decir que son emprendedores por vocación. Se les conoce por su capacidad de tener ideas a la hora de hacer cosas, suelen mostrar gran retórica a la hora de hablar, suelen atraer a las personas por su manera de hablar en definitiva.

Como digo, existen algunos, pocos, y hay que “llevarles en bandeja”. ¡¡¡Pero cuidado!!! No es suficiente tener buenas ideas, y tener capacidad de saber transmitirlas. Suele pasar en este tipo de personas que hacen muchas cosas a la vez, y pocas veces son capaces de concretar. No se plantean objetivos específicos por los cuales trabajar, objetivos a lograr, uno por uno. Al final lo que hacen (algunos) es intentar muchas cosas y no lograr ninguna. No se saben planificar el tiempo, al fin y al cabo, y este es uno de los grandes problemas que tienen los emprendedores de este tipo.

El otro tipo de emprendedores sería, como decía al principio del artículo, los que lo son por necesidad. El momento económico en el que vivimos, hace que surjan personas que se han quedado en el paro, o que están “mal” en las empresas donde trabajan y se plantean empezar “el camino” del emprendedor.

Suelen ser personas, que siempre habían tenido una idea, un sueño a realizar pero por “miedo” o porque se refugiaban en su “zona de confort”, no la habían llevado a la práctica. Ahora es el momento, se plantean estas personas.

Desde mi experiencia como psicólogo organizacional, coach y formador de emprendedores, me encuentro, con personas de este perfil, que dedican su tiempo en perfeccionar la idea, el producto, en ver “lo bonito” que les ha quedado la página web, el logo de la futura empresa…, y se olvidan que hay que realizar un segundo paso muy importante. El producto se ha de vender. Causa “pánico” vender. Quizás porque existen muchos prejuicios al escuchar la palabra “comercial”. Todos conocemos o hemos visto muchos comerciales que se caracterizan por su exceso verborreico, pero que tienen en términos de PNL, poco rapport, sincronización o calibración con el cliente. Al fin y al cabo, a la hora de vender solo se trata de tener humildad, amabilidad, autenticidad, creatividad, deseo de aprender, empatia, entusiasmo, gratitud, honradez, humanidad, humor, lealtad, proactividad, respeto, saber escuchar, saber rectificar, sinceridad…

Por último, otro punto muy importante a tener en cuenta, a parte de la planificación del tiempo, liderazgo personal, trabajo en equipo, auto motivación…, y en el que no estamos muy preparados los emprendedores es la gestión emocional. Como diría un buen amigo mío: “Hay momentos en que lo verás todo negro. Lo importante, lo más importante, es no tomar decisiones en ese instante”


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