El mes pasado escribimos el inicio de un relato: la compra de IBERIA, empresa que cotiza en el IBEX-35 y líder entre las empresas europeas de su sector. Hoy os contaré la historia completa.
Tuve la ocasión de conocer a Miguel, responsable de la Coordinadora independiente del Sector Aereo CISA en el aeropuerto de Barcelona.
Como tercera fuerza sindical, el grupo apenas tenía fuerza en el comité de empresa pero no le faltaban ideas para la compañía.
Iberia está en proceso de venta. Sus principales accionistas como son BBVA y El Corte Inglés quieren dejar la compañía, no así Cajamadrid que al ser la principal empresa de la Comunidad de Madrid en generación de puestos de trabajo y aportación al PIB, quiere asegurarse que siga siendo así.
Miguel me comentó que IBERIA quería reducir drásticamente las operaciones en Barcelona y ellos defendían los puestos de trabajo de más de 2.000 personas.
La puesta en escena de Clickair y la apuesta de Iberia en ella, así lo constataba. Raro es el mes que una ruta de Iberia desde Barcelona es traspasada a Clickair.
Fue entonces cuando le plantee el porque no realizaban una operación de Management Buyout, o sea la compra de la compañía por parte de los trabajadores. Y así fue como les ayudé en la operación.
Se necesitaba primero el apoyo de las fuerzas sindicales, especialmente del SEPLA. Les Llamé y les plantee la operación.
Fue con el segundo de a bordo del sindicato de pilotos. No les pareció mal pero no querían «mojarse» hasta que no se recabaran más apoyos.
El segundo paso era la financiación. De los 2.500 millones de € que vale la empresa en Bolsa, solo era necesario disponer de una participación importante en torno al 20% para ser pieza clave en la gestión y rumbo de la compañía.
El mayor accionista era justamente Cajamadrid con un 10% del capital. Para obtener dicha cantidad, me fui a ver a los responsables de Banca corporativa de Banc Sabadell y de La Caixa.
Ambos me recibieron y planteamos la operación. Se trataba de obtener un préstamo corporativo pignorando la caja de la empresa que era de 1000 millones de euros y con un apoyo de las fuerzas sindicales para un plan de mejora de productividad.
La Caixa fue más receptiva pero su negativa vino por considerar la operación como decisión política.
Llamamos también al presidente de IBERIA Sr. Fernando Conte pero no nos atendió. Le queríamos informar pero no hubo forma.
Fue entonces cuando pensé en darle orientación política a la operación. Se trataba de juntar a un grupo de empresarios catalanes e incluso a la propia administración de la Generalitat de Cataluña. Llamé al Presidente Sr. Montilla.
Me derivaron al responsable de Aeropuertos de la administración, Sr. Oriol Balaguer. Nos reunimos y hablamos de la operación.
Le gustó la idea pero desde la administración no podían comprometerse de forma directa. Posteriormente han habido intentos de aglutinar a un grupo de inversores e instituciones catalanas para hacerse con Iberia.
La operación agotaba todas sus opciones. Ya no sabía a quien llamar. Entonces fue cuando contacté con los Medios de Comunicación con el objetivo de encontrar algún «angel salvador» interesado en la transacción. Hablamos con Expansión y Europa Press.
No podían publicar la noticia de nuestro intento al no haber más información concreta. Nadie se mojaba, nadie quería hablar.
Fue cuando decidí parar la operación al no poder luchar con los grandes poderes fácticos de este país.
El resultado no fue en vano ya que durante unas semanas un grupo de trabajadores soñaron en cambiar el rumbo de su empresa.
No se consiguió pero ganaron en autoestima, en organización. Los resultados de elecciones sindicales posteriores les dieron el premio al aumentar significativamente en número de delegados.
Y yo me di cuenta otra vez que la fuerza de un emprendedor te abre muchas puertas, más de las que nos imaginamos.
Estoy seguro que la intención era la correcta y han habido casos como American Airlines donde los trabajadores gestionan la compañía. ¿Por qué no Iberia?