La guerra que está ocurriendo en el mercado de los terminales móviles no es banal. Lo que está sucediendo es la posible eliminación de algún jugador importante. Y nos referimos al monstruoso Nokia, empresa que había gozado de casi monopolio con los primeros móviles y que ve amenazada su existencia como jugador global por no haber sido capaz de seguir la senda de la innovación en sus procesos productivos y empresariales.
¿Cómo un empresa como Nokia que había amasado una fortuna descomunal no se atrevió a innovar y apostar por los smart phones o teléfonos de nueva generación? Hoy parece claro que los nuevos teléfonos móviles se van a convertir en los únicos y exclusivos gadgets de comunicación entre las personas, con aplicaciones que resolverán multitud de problemas cotidianos como el tráfico, la proximidad de comercios, las transacciones comerciales y el acceso a la información constante y actualizada.
Nokia tiene todos los síntomas de desaparecer. NO es que no lo sepan, simplemente es que ya no lo pueden remediar. NO les va a dar tiempo volver al mercado y ganarse la confianza de multitud de clientes desengañados y a la vez cautivados por las nuevas tecnologías de Apple con su IPhone y sobre todo de Google con su sistema operativo Android que está instalado en casi todas las demás marcas. Y el que tiene hoy un IPhone o un Android en terminales LG, HTC, Samsung o cualquier otra marca ya no volverá nunca a la forma de operar de un Nokia.
Nunca antes la viralidad del marketing entre consumidores se había mostrado tan potente y eficaz como para no tener que invertir millones de euros en campañas publicitarias.
A Nokia ya no la puede salvar ni Microsoft. Los directivos de Apple, al enterarse de la alianza entre estas dos empresas (Nokia y Microsoft) comentaban que dos pavos cuando se unen no crean un águila.
Esperemos que esto no ocurra porque la competencia es sana y deseable.