El capital riesgo es una fuente de financiación empresarial que invierte dinero en startups con mucho potencial de crecimiento en sus primeros años. Por eso es una opción clave para los emprendedores y aporta muchos beneficios.
El alto coste de poner en marcha un negocio y el miedo a fracasar son los dos principales factores que limitan el emprendimiento en España. Es más, según el último estudio de Global Entrepeneurship Monitor, el 42% de la población española considera que el mieco al fracaso es un facor limitante, mientras que el 61% lo percibe como inhibidor.
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Es inevitable sentir miedo al inicio de cualquier proyecto, pero hay una alternativa perfecta para los emprendedores: el capital de riesgo. Se trata de una fuente de financiación empresarial específica que se basa en invertir dinero en startups que tienen mucho potencial de crecimiento. Así, estas empresas pequeñas venden participaciones, normalmente inferioresal 50% para conseguir el dinero que necesitan para hacer funcionar la empresa y convertir el negocio en un modelo sostenible.
Los fondos de capital riesgo son inversores, que suelen ser grandes instituciones como fondos de pensiones, empresas financieras y compalías de seguros. Estas deciden dedica run pequeño porcentaje de sus fondos totales a realizar inversiones de alto riesgo.
“Como estas inversiones representan una parte ínfima de las carteras de los inversores institucionales, los inversores de capital riesgo pueden decidir fácilmente cómo gestionar el dinero. Además, estas instituciones ven en el capital riesgo un gran aliado, ya que cuando las empresas financiadas prosperan, el rendimiento del capital riesgo es tan alto que compensa con creces todo el dinero perdido en otras empresas que no tuvieron éxito”, ha explicado Alexander Kotov, Director de banca de la app de banca móvil Vivid.
Las sociedades de capital riesgo no invierten en buenas ideas, sino que lo hacen en buenos sectores. Por eso, suelen encontrarse con un rápido crecimiento y buenas perspectivas de futuro. “Los fondos de capital riesgo buscan ideas con alto potencial que ofrezcan garantías de ganancias. Evitan invertir en tecnologías y mercados todavía muy desconocidos, o en las últimas fases de desarrollo de una empresa, donde son inevitables las sacudidas y consolidaciones de la competencia, y el ritmo de crecimiento se ralentiza”, añade Kotov.
El capital riesgo funciona bien para empresarios que necesitan financiación y para inversores que buscan altos rendimientos. El año pasado, por ejemplo, los negocios predominantes fueron los semiconductores, la tecnología climática, la tecnología de defensa, las cadenas de suministro y la agricultura.
En contrapartida, puede tener también desventajas para los fondos de inversión —porque hay un alto riesgo— y para los emprendedores. En este último caso, supone la entrada de un inversor como socio de la empresa, lo que puede provocar una pérdida de autonomía y de poder de decisión.
«Además, es un modelo que requiere beneficios a corto plazo. La inyección de un fondo de capital riesgo garantiza la sostenibilidad de los primeros años del proyecto, permitiendo ofrecer precios competitivos y asentarse en el sector. Pero, una vez la contribución del inversor se ha liquidado, requiere de rentabilidad para poder mantener el negocio», ha apuntado el Director de banca para cerrar.