Estamos a 3 de Setiembre de 2020. Los mercados bursátiles de prácticamente todo el mundo se encuentran en zonas de máximos.
Y esto no sería noticia sino fuese porque nos encontramos en medio de la pandemia del COVID-19 que está haciendo trizas la economía global, por no comentar la crisis sanitaria y la pérdida de seres humanos en cifras de miles.
No es normal que haya una disparidad insultante en la evolución de la economía real y los mercados financieros. Alan Greespan, presidente de la Reserva Federal, se refirió a la exuberancia irracional en su discurso del boom bursátil de los años 1990.
Otros presidentes se han referido a la necesidad de que una sociedad funciona cuando la economía real de un país crece, o sea, la industria, las exportaciones, los servicios, la creación de empresas, el consumo interno, etc. Lo que está pasando en estos meses de pandemia es una especulación bursátil feroz en todo el mundo. Cualquier aficionado se ha puesto a invertir en Bolsa, especialmente en los Estados Unidos, llevando los índices a cotas que no se corresponden con la situación real de las empresas.
Es cierto que las empresas tecnológicas pueden vislumbrar un auge de sus cifras de negocio al crecer las actividades online y de comercio electrónico, pero en ningún caso es justificable la valoración y capitalización de las mismas. Por ejemplo, ¿puede Booking.com valer más de 85.000€ millones de Euros y una empresa como Melià Hotels con más de 350 hoteles en el mundo solo 750 millones de Euros, 100 veces menos, y con una historia de 65 años? Con esa capitalización podría comprar todos los hoteles de nuestro país. ¿O Airbnb supere a Hilton y Marriott en USA?
Las pymes y empresas en general en nuestro país están sufriendo las consecuencias de una crisis sanitaria que se ha trasladado a una crisis económica brutal, golpeando a sectores como el turismo, un sector que inyectaba dinero a otros sectores y que ahora se ha paralizado totalmente.
Y la financiación a las empresas, después de los préstamos ICO (que ya se han gastado), se ha cortado. Ni startups, ni pymes, ni empresas medianas lo tienen fácil para conseguir nueva financiación para sus proyectos y para su supervivencia.
Si miramos el índice S&P, el que recoge la valoración de las principales 500 empresas del país nos dará la idea de la locura que reina en el mercado bursátil. Podemos ver la evolución del índice en el último año. Primero la bajada de las cotizaciones en el mes de Marzo ante la llegada de la pandemia y desde entonces su escalada meteórica a niveles irracionales (estando la economía como está, con PARO desbocado, más de un tercio de la fuerza laboral en USA ha solicitado subsidios y sin vacuna a la vista).
Cualquier profesor de economía y experto en mercados diría que viene una corrección bursátil. Desde nuestra propia perspectiva pensamos que incluso sería justa para legitimar el esfuerzo de aquellos que trabajan y se esfuerzan para hacer rentables sus proyectos. No puede ser que un emprendedor, un autónomo, una pyme, un trabajador, se esfuercen para ganar su salario con jornadas de trabajo intensas y llenas de esfuerzo para que un «trader» gane 100 veces más desde el ordenador de su casa operando en la compra y venta de acciones.
Las subidas del precio de las acciones son inyecciones de dinero en la sociedad pero tienen que reflejar que las empresas que suben son las que lo están haciendo de fábula y no fruto de la especulación de los traders. Valoramos positivamente que empresas del sector salud y aquellas que estén proponiendo una nueva forma más sostenible de hacer las cosas como la movilidad eléctrica, dispongan de importantes recursos para apuntalar la revolución a la que estamos asistiendo. Ejemplos como Tesla, Allogen Theurapeutics, Luminar Technologies, Palantir Technologies, Moderna son algunas de estas empresas. Pero la gran mayoría de empresas se está beneficiando de una inflación de las cotizaciones que no es sana para el mercado en general y no refleja el devenir de sus proyectos en forma de rentabilidad.
Esperemos una vuelta a la normalidad, no solo poder dejar la mascarilla, sino también premiar la cultura del esfuerzo, el trabajo y la profesionalidad.
Y para eso los mercados deben pinchar, por la salud de las nuevas generaciones que no los queremos que estén estresados delante de su ordenador jugando a la especulación, que por regla general, no te lleva a ningún sitio sano ni bonito.
Mostramos un gráfico del Nasdaq Composite que ilustra la exuberancia irracional de los mercados bursátiles en pleno mes de diciembre, 3 meses después de escribir y actualizar este artículo.