La política sobre el producto constituye, sin duda, el punto de partida de cualquier estrategia de marketing una vez definido el posicionamiento.
Es el producto o servicio lo que condiciona la identidad de la empresa, y la aceptación de éste y por tanto las ventas, lo que genera los ingresos. Las decisiones sobre el producto, que se describirán en este apartado del Plan de Empresa, incluyen los siguientes aspectos:
– Definición del producto o servicio desde el punto de vista de las necesidades del cliente objetivo (utilidad, ventajas). – Cartera de productos o servicios: determinar el número y la forma de agruparlos, su homogeneidad y su grado de complementariedad. Aquí pueden definirse ventajas competitivas. El posicionamiento de cada producto o servicio reforzará el de los restantes y así hay que resaltarlo. – Diferenciación del producto: determinar una serie de características que convierten al producto o servicio en algo único y diferente con respecto a los demás. – Marcas, modelos, envases: permiten identificar los productos o servicios y diferenciarlos de los de la competencia. Fundamentales a la hora de crear una imagen positiva de la empresa. Cuando se trata de servicios, la marca es la única herramienta inicial de identificación, por lo que su importancia se multiplica. – Desarrollo de servicios relacionados. Incluye servicios como la instalación del producto, el mantenimiento, la garantía o la financiación.
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