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Si quieres convertirte en un emprendedor social y desarrollar un proyecto centrado en ayudar a las personas que más lo necesitan, puedes montar una ONG e inspirarte en iniciativas solidarias como Chigüines de Nicaragua.
Una propuesta nacida en el año 2003 de la mano de un amplio equipo humano donde encontramos al emprendedor Juan Perpiñá, uno de los fundadores de esta ONG centrada en paliar la desigualdad y la pobreza en el mundo.
En esta ocasión hemos tenido la oportunidad de conocer un poco mejor este proyecto social después de entrevistar a Juan Perpiñá. ¿Te animas a descubrirlo?
Entrevista a Juan Perpiñá, fundador de la ONG Chigüines de Nicaragua
¿Qué te llamó la atención para lanzarte a crear Chigüines de Nicaragua?
La cantidad tan enorme de niños que hay en este país, en Nicaragua, y las pocas condiciones que tienen muchísimos padres para una correcta escolarización.
¿Cómo fueron los inicios?
Muy duros y muy ilusionantes. Maribel Pérez, que es la contraparte del proyecto, me llevó al cerro de San Jose a un asentamiento de chabolas de plástico y allí me encontré con más de 60 niños de todas las edades, muchos de ellos enfermos o resfriados y sin escolarizar.
Desde ese momento nos pusimos manos a la obra, compramos medicamentos y construimos la primera escuela con materiales de madera.
¿Qué tipo de financiación obtiene tu proyecto?
El proyecto se financia casi en su totalidad a través del dinero de más de 200 padrinos entre españoles y franceses, también con la venta de lotería de Navidad y artesanías del país, otros productos como vino, membrillo casero, etc. y alguna cena solidaria que organizamos durante el año.
¿A qué se destina el dinero recaudado?
Destinamos la mayor parte del dinero recaudado a la compra de mochilas, zapatos y material escolar. También destinamos parte a comedores escolares que tiene el proyecto y una pequeña parte la destinamos a gastos generales, alquiler de vehículos, edición de DVD, etc.
Los vuelos y gastos que tenemos en los viajes a Nicaragua son compartidos y se los financia cada uno.
¿Cómo consigues compaginar tu trabajo con el desarrollo de la fundación?
Buscando y robándole tiempo al tiempo, básicamente por las noches y fines de semana.
¿Si hubieras podido, lo habrías empezado antes?
Por supuesto, muchísimo antes. Siempre fue un reto que tenía en mente y una de mis grandes ilusiones.
Pero no fue hasta 1998 de la mano de unos amigos que me llevaron de apoyo a Nicaragua cuando en realidad empecé a vivir a fondo esta experiencia única e irrepetible.
¿Qué es lo que más valoras de tu vida como fundador de Chigüines de Nicaragua?
El hecho de que un sinfín de niños desfavorecidos hayan podido estudiar gracias a nuestro apoyo y al de muchos padrinos españoles y franceses. Aunque solo sea leer, escribir y las cuatro reglas matemáticas, los niños tienen como defenderse en este mundo tan complejo y globalizado.
¿Qué le recomendarías a alguien que se está planteando empezar un proyecto solidario?
Que no lo dude ni por un solo instante. Anque inicialmente parece una locura, el día a día te demuestra que es llevadero y poco a poco se van resolviendo dudas y barreras que uno creia infranqueables. ¡Ánimo y adelante!
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