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El noble arte de la venta y la publicidad tiene muchas manifestaciones distintas, y el marketing deportivo es una de las más atractivas para ciertos sectores del público.
El del marketing es un mundo enorme y en constante evolución. Desde hace siglos, las personas han buscado las mejores estrategias para promocionar y vender sus productos y/o servicios.
La finalidad siempre ha sido la misma, aunque, con el paso del tiempo, las técnicas, los canales y los métodos han ido cambiando.
En pleno siglo XXI lo habitual es hablar de marketing digital, ese que funciona a través de internet y las redes sociales; también del marketing inbound, ese que pone la cercanía con el cliente en primer plano para generar una relación de confianza fructífera para ambas partes.
Pero también, dentro de este escenario tan cambiante, hay otra rama que ha ido ganando mucha fuerza: el marketing deportivo.
Pero, ¿qué es el marketing deportivo?
Como su nombre ya deja entrever, el marketing deportivo es aquella rama del marketing en la que el objetivo es crear un vínculo entre consumidor y marca a través del deporte.
Intenta sacar partido de todas las manifestaciones posibles de las disciplinas deportivas para potenciar la venta de productos o los servicios proporcionados por una empresa.
Así, centrándonos en la definición, parece quedar claro, pero como suele ser habitual, los ejemplos son la mejor ilustración.
¿Alguna vez has visto a una empresa regalando camisetas de deporte personalizadas? ¿Alguna vez has visto la típica sudadera con promoción de un evento? Eso es marketing deportivo, porque aprovecha productos relacionados con la práctica de deporte para promocionar algo.
Ahí se manifiesta una de sus grandes bondades: no está limitado solo a las disciplinas profesionales. Pensar en este marketing puede llevar a pensar en las marcas de ropa que colaboran con futbolistas de élite, en las promociones que hacen los mejores tenistas del mundo.
Pero no se limita a eso, porque también abarca todas las promociones vinculadas a cualquier forma de practicar deporte, sean ligas semiprofesionales, universitarias o de barrio.
Su premisa más clara es la que se puede ver, principalmente, en las marcas que adornan las equipaciones de losgrandes equipos profesionales.
Puede parecer un detalle nimio, pero la relación que se genera entre fanáticos de un equipo y las marcas que patrocinan al mismo es mucho más férrea.
En cierto modo, hacen a las empresas patrocinadoras partícipes del éxito y la trayectoria de sus equipos y/o deportistas favoritos.
¿Cómo se puede aplicar una estrategia de marketing deportivo?
Como hemos dicho, la clave está en la visibilidad a través del deporte. Lo cierto es que las empresas tienen muchísimas formas de aprovechar el marketing deportivo para ganar presencia.
Antes hemos mencionado las camisetas deportivas personalizadas, pero las posibilidades van mucho más allá de eso.
Podemos ceñirnos al merchandising publicitario, como pueden ser las botellas para beber agua con logotipos de distintas marcas, las toallas para el gimnasio o hasta los auriculares para escuchar música mientras se corre sobre la cinta.
Sí, aunque aquí hablemos de productos usados para la práctica deportiva de cualquier persona normal, la presencia viene ya reforzada por el vínculo con alguna liga o competición mayor.
¿Qué queremos decir con esto? Que, si una persona que apoya al equipo del barrio ve el logo de tu empresa en su equipo, lo reconocerá con mucha más facilidad cuando vaya al gimnasio y vea a alguien del lugar usando una botella con el mismo logo.
El vínculo sigue siendo el deporte, pero la clave está en que la gran toma de contacto y la relación se dan a través de un equipo, de un deportista, al que sigue.
Resulta curioso, pero los aficionados siempre son más propensos a comprar productos o contratar servicios que tengan algún tipo de relación con los atletas o deportistas a los que apoyan.
La empresa de seguros que aparece en las pancartas del estadio de su equipo de fútbol preferido, la marca de automóviles que aparece junto a los dorsales… Aunque a veces la presencia no resulte obvia, está, y se nota.
Por eso, aplicar una estrategia de marketing deportivo es tan simple como aprovechar ese vínculo que se genera entre afición y deporte. Pancartas, sponsors, campañas publicitarias, presencia en materiales oficiales…
Cualquiera de estas opciones es viable y, además, totalmente complementaria. Todas se apoyan entre sí e incluso sirven como puente para abarcar más productos ya fuera de los entornos de los equipos o competiciones, generando una sinergia de lo más atractiva para la marca en cuestión.
El marketing deportivo funciona, pero no todo vale
Si de verdad se quiere aplicar una campaña de marketing deportivo eficaz, es imprescindible que se tenga claro el objetivo que se persigue con ella.
¿Qué quiere tu marca, captar leads, generar visibilidad, construir una comunidad, tener reconocimiento, o simplemente potenciar ventas?
La respuesta a eso determinará el tipo de prácticas a llevar a cabo. Además de eso, otro aspecto especialmente importante es saber acercarse a las figuras que sean más afines a la marca.
Lo ideal aquí es intentar quedar vinculado a un torneo, liga, competición, equipo o deportista que represente o que, en cierto modo, refleje alguno de los valores de la filosofía de tu marca.
Por eso mismo, muchos deportistas de élite tratan de cuidar al máximo su imagen pública, porque no hacerlo podría desencadenar escándalos por los que muchas marcas romperían sus acuerdos con ellos.
Aunque pueda resultar extraño, esto no solo se aplica en las altas esferas y marcas más potentes, también se aplica en el deporte a niveles más bajos, porque al final la imagen es algo que se refleja siempre, haya más o menos alcance.
Todo esto es lo que define el marketing deportivo, una práctica más antigua de lo que muchos piensan y, al mismo tiempo, más influyente de lo que se cree. Si piensas que tu negocio podría nutrirse de ella, puede que haya llegado el momento de empezar a explorar esta posibilidad seriamente.