Índice
La nueva regulación europea del famoso greenwashing quiere delimitar las prácticas de ecoblanqueo de las empresas para proteger a los consumidores frente a la comunicación medioambiental engañosa. Ahora bien, ¿qué es exactamente esta práctica?
El greenwashing (por las palabras en inglés ‘verde’ y ‘lavado’) también se conoce como lavado ecológico o ecoblanquiamiento. Dicho de otra manera, consiste en una técnica de marketing que aplican las empresas para posicionarse a favor del medioambiente, pero cuyas prácticas no encajan con esta tendencia. Es una especie de comunicación verde que en ningún caso implica que esa empresa esté comprometida con el planeta, sino que es una manera de comunicar abusiva y engañosa.
También te puede interesar:
- Tomar medidas drásticas contra las empresas más contaminantes, un dilema para los profesionales
- Finanzas sostenibles: un cambio de modelo con impacto para las empresas españolas
Precisamente por eso, el marco regulatorio europeo quiere controlarlo al mismo tiempo que impulsa a las empresas a emprender políticas verdes de verdad. Esta semana se ha celebrado la jornada «Greenwashing, de las palabras al impacto» en CEOE, donde se han presentado los 10 Mandamientos Anti Greenwashing.
¿Qué dice la regulación sobre el greenwashing?
El pasado 28 de febrero se aprobó la Directiva (UE) 2024/825 del Parlamento Europeo y del Consejo que modifican las Directivas 2005/29/CE y 2011/83/UE en lo que respecta al empoderamiento de los consumidores para la transición ecológica mediante una mejor protección contra las prácticas desleales y una mejor información.
A esta legislación también se le unirá la directiva de greenwashing, pendiente aún de aprobación, y que, junto a la de empoderamiento de los consumidores, se presenta como un nuevo marco regulatorio ante el que las empresas tendrán que responder o, de lo contrario, enfrentarse a elevadas sanciones por ello.
«La regulación de ‘greenwashing’ hace que este riesgo pase de ser reputacional para las empresas a ser regulatorio al incorporarse nuevas obligaciones que, por otro lado, desde la óptica de la oportunidad, deberían permitir el diálogo interno en las organizaciones y alinear definitivamente su negocio con la sostenibilidad, constituyéndose en una ventaja competitiva en el mercado y aportando valor a la ciudadanía», apuntan desde la consultora internacional Impacto.