Después de la estancia estival de media España en los numeros rincones elegidos, a más de uno le ha tocado ir a un pueblecito de esos que son añorados durante el año por su enamoramiento, sus formas de vida relajada y sus recónditos lugares llenos de belleza e intimidad para el descanso y reflexión.
Es en esos momentos cuando el carácter emprendedor florece y explosiona en forma de ideas y nuevas iniciativas.
Pero llama la atención que en estos lugares despoblados, no exista emprendimiento, iniciativa por parte de los jóvenes y no tan jóvenes.
Posiblemente no es culpa de ellos, sino de la poca formación que han recibido por parte de instituciones y sobretodo de los políticos locales que no saben como dinamizar su población menguante.
Y es la formación la herramienta que podría darle un nuevo tirón a estos pueblos que se van abandonando poco a poco. En ellos, la calidad de vida es total, especialmente en verano que es cuando hay actividad festival y de gentes.
El turismo y la llegada de los repatriados impregna unas calles con sabor a fiesta, a buena vida y a jolgorio. Pero se acaba el verano, todos se van y el pueblo se queda con sus pocos habitantes, volviendo a una rutina y soledad asfixiante para la salud y economía del propio pueblo.
Pero al año siguiente, más de lo mismo y uno, de visita, se da cuenta que poco ha cambiado y que las gentes locales poco o nada quieren emprender. No saben o no quieren.
Los políticos locales deberían enchufar optimismo emprendedor y alegría a las gentes que habitan en sus propios municipios.
La formación es la mejor herramienta para dinamizar el carácter emprendedor y sólo con unos talleres y conferencias se daría un giro a la actitud de las gentes que quieren y habitan en esos lindos municipios. ¿Y por qué no lo hacen? Posiblemente porque no saben.
Y es por eso que hay que ayudarles. Hay que ir a visitar a los alcaldes y ofrecerles todo tipo de temas formativos basados en el emprendimiento, en fomentar la aparición de nuevas ideas y proyectos de emprendedores, de convertir a todo joven en emprendedor.
Los alcaldes y ayuntamientos deberían ayudar también a estos nuevos conciudadanos con medidas de apoyo a la puesta en marcha del proyecto, como son pequeñas exenciones fiscales o la gratuidad de determinados servicios colaterales y financiados por el Ayuntamiento en cuestión (contabilidad, gestores, Internet, etc).
Estas medidas de formación y apoyo daría un vuelco a las actitudes de los jóvenes de los pueblos de este país. Empezarían a surgir emprendedores con nuevas ideas de negocio y proyectos de toda índole que dinamizarían la cultura, la economía y lo social de nuestro entorno.