No hay semana que pasa que me preguntan qué hacer para sortear la crisis. Tanto los empresarios como los directivos y trabajadores pueden tomar medidas para, no sólo salir de ella, sino para aprovecharla como una oportunidad para crecer. Y la clave de esta estrategia que hoy explicamos esla capacidad de enamorar.
Si eres empresario o directivo con capacidad de toma de decisión para influir en el rumbo de tu empresa, la medida a implementar está relacionada con los nuevos paradigmas que se imponen entre los clientes, consumidores, trabajadores y ciudadanos. La necesidad de sentir algo por aquello que le dedicas tiempo y dinero. Es además perseguir la vinculación y compromiso con aquellas empresas y proyectos que las hacen únicas en sus mercados por sus valores, sus políticas y sus impactos en la sociedad.
En tiempos de crisis, se ha acabado aquello de vender fácilmente. Hoy, cuesta mucho generar ingresos. Por eso hay que tomar decisiones en el área comercial que afectarán a la empresa en general. Debemos cambiar la percepción de nuestros clientes hacia nosotros. Hay que enamorarlos. Nos tenemos que trabajar los procesos de atención y aproximación, de seducción, de convicción para hacer que los que estén interesados en nosotros se acaben convirtiendo en clientes.
Por parte de los directivos y empresarios, la solución viene con un estilo de dirección donde se trabaja el sentimiento y el enamorar a la plantilla. De esta forma serán estos los embajadores del nuevo concepto a transmitir, y los responsables de implantar procesos que vayan en esta dirección. Esta es una de las claves del rendimiento de los trabajadores. Se consigue con una organización volcada en transmitir ilusión, compromiso, autoestima, creencia en los valores de la empresa y un apoyo total en los empleados. Se trata de crear un entorno laboral donde se potencia el talento y la capacidad de uno de decidir, con un protagonismo directo de todos por encima de jerarquías absurdas. Hay que eliminar la burocracia y perseguir los incrementos de productividad de todos. Y todo esto se consigue con la apuesta por el talento individual.
Se trata de que la magia de la empresa, que se encuentra interiorizada en determinados puestos de la dirección fluya a niveles inferiores en forma de fuerza y convencimiento.
Por eso veremos que es necesario que en las empresas exista el rol de directivo de Responsable de Sentimiento Corporativo (RSC). El mismo se encargaría de implantar un carácter emprendedor en la organización, de velar por la existencia de emoción, compromiso, felicidad y mucho sentimiento en el proyecto y en la empresa.
Para los Directivos y trabajadores, se trata de poner en valor el talento de cada uno. Tanto unos como otros tienen en común en que son buenos en algo muy concreto. Esa especialidad conocida como el Know-how personal no es más que el talento y carácter emprendedor que los hace únicos y grandes PROFESIONALES. Y emprender no es más que desarrollar las propias capacidades, el propio talento en forma de un carácter propio.
Así de fácil. A partir de ahora: véndete mejor, dale más importancia a lo que haces para que los demás lo sepan valorar. Tu aportación es digna de estar recompensada con mayor retribución y reconocimiento. No te infravalores. Eres el mejor en lo tuyo y los demás lo tienen que saber y apreciar. Sé valiente y toma decisiones. Si sigues en el camino de no poner en valor tu talento, corres el riesgo de estar considerado como prescindible y una alta posibilidad de ser sustituido en épocas de crisis. Y además no obtendrás la mayor de las recompensas posibles por tu trabajo que se lo llevará posiblemente otro: tu jefe o tu competencia.
Si crees que eres bueno en algo, ponlo en VALOR.