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Este 4 de mayo se celebra el Día Mundial de la Contraseña, aunque cada vez están más cerca de desaparecer. En un mundo marcado por la tecnología y la digitalización, la biometría se perfila como la mejor alternativa a las contraseñas tradicionales.
”Las contraseñas van a morir”, así lo predijo Bill Gates en el año 2004. El magnate estadounidense ya avisó de los problemas y los riesgos derivados del uso de contraseñas. La mayoría de usuarios utilizan las mismas claves en la mayoría de plataformas y suelen ser débiles o con combinaciones numéricas muy sencillas. Además, actualmente hay cada vez más servicios que requieren el uso de contraseña: plataformas de streaming, redes sociales, correo electrónico, servicios en la nube, etc.
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Según un reciente estudio de Help Net Security, el 37% de los usuarios tiene más de 20 contraseñas. El 78% de los usuarios olvida, al menos, una contraseña cada tres meses, mientras que el 57% ha restablecido alguna de sus claves en cuestión de 90 días.
Por eso, si miramos al futuro, lo ideal sería evitar recordar contraseñas, cambiarlas con tanta facilidad o apuntarlas en cualquier lugar. Además, emplear claves sencillas o utilizar siempre las mismas aumenta el riesgo de sufrir un hackeo. La mejor alternativa es optar por la biometría, una tecnología que nace del desarrollo del software que permite identificar la imagen facial o la voz en solo tres segundos, independientemente del idioma que se utilice o las palabras que se pronuncien.
Las contraseñas tradicionales han girado alrededor de los conceptos de “lo que sabemos” o “lo que tenemos”. Sin embargo, el futuro pasa por acreditar nuestra identidad (“lo que somos”), es decir, lo que nos hace únicos. En este sentido, nuestra biometría sería nuestra voz o nuestra cara, que ya han demostrado ser la mejor contraseña posible.
Es más, utilizar nuestras características biométricas como credenciales de acceso no solo es más cómodo y fácil, sino que aumenta la seguridad de cualquier cuenta a todos los niveles.
Las alternativas a las contraseñas tradicionales
Con motivo del Día Mundial de la Contraseña, la empresa Veridas, especializada en identidad digital y biometría, destaca las mejores alternativas ante la obsolescencia de las contraseñas.
Identificación biométrica por voz
Un motor de biometría de voz es capaz de captar las características físicas únicas del aparato vocal, además de algunos rasgos como la frecuencia, la velocidad o los acentos. Todo ello lo recopila en un vector biométrico de voz que es único para cada persona, es irreversible y volver al audio original es imposible.
El motor se encarga de comparar los vectores obtenidos de las grabaciones y ofrecer un score de similitud. El reconocimiento es pasivo, ya que la tecnología es independiente del texto e idioma, es decir, la comparación biométrica se relaciona con las características de la voz y no con el contenido de la frase.
Identificación biométrica facial
Esta tecnología permite comparar dos imágenes faciales y determinar si corresponden o no a la misma persona. De esta manera, es posible verificar la identidad de un individuo mediante una comparación de la fotografía de su DNI y un selfie.
Estos motores biométricos suelen basarse en la inteligencia artificial. Además, es robusto al paso del tiempo, a las condiciones ambientales, a los diferentes ángulos o las vistas parciales del rostro.
“Las contraseñas representaban antes la única manera de proteger la privacidad de los usuarios, pero esta situación ha cambiado. Cada vez tenemos más cuentas online y las claves de acceso son prácticamente infinitas. Estas alternativas biométricas frente a las contraseñas pueden resultar muy efectivas y seguras si se cuenta con el proveedor adecuado”, afirma Eduardo Azanza, CEO de Veridas.