“¿Buscar empleo o emprender?” Esta suele ser la típica pregunta que los estudiantes universitarios se hacen conforme finalizan sus estudios.
¿Cuál es el próximo paso? El día que terminan la universidad tras haber obtenido su título, ¿qué es lo que sigue?
Se trata de ese momento en que ya deben ser independientes y valerse por ellos mismos, pero muchos de ellos no están preparados.
También es el momento en el que les empiezan a surgir una serie de dudas con las que tienen que justificar su título y lugar en el mundo.
Conforme empiezan a prepararse para esta nueva etapa, parece que no encuentran el camino a seguir, por lo que muchos de ellos se hacen la siguiente pregunta: “¿emprendo o busco empleo?”.
Forman parte de una sociedad en la que emprender y tener una idea de negocio innovadora es lo que está a la orden del día. Así que la tentación de lanzarse y montar un negocio es una idea bastante atrayente.
El empleo también se ha convertido en una moda seductora, pero solo cuando se trata de trabajar en empresas punteras como Google, Airbnb o Facebook.
Tanto el espíritu emprendedor como el empleo son caminos hacia la independencia financiera, el desarrollo profesional y la auto-expresión.
La iniciativa emprendedora es una buena opción. Promete total libertad sobre el horario de trabajo, salario e incluso sobre lo que aparece en las tarjetas de visita.
Pero lo que es más importante: ofrece el espacio y las herramientas para generar un impacto en la sociedad. Aunque si bien la competencia también está asegurada. Esta obliga a superarse a sí mismo y a los demás.
Sin embargo, emprender conlleva un gran riesgo y un nivel de persistencia que nada tiene que ver con ser un empleado. Los emprendedores son de las personas más reacias al riesgo, aman sus estructuras y se asustan al pensar en la incertidumbre.
El empleo, por otra parte, es también un buen camino a seguir. Ofrece estabilidad financiera y la posibilidad de ascender profesionalmente.
No obstante, esta opción no siempre aporta un espacio para crear un impacto en la sociedad y un medio para la autoexpresión. Estos dependerán de la empresa para la que trabajan y de cómo sus operaciones, productos y cultura están alineados con su personalidad y valores.
Los emprendedores son personas con mucho talento, no cabe duda de ello. Pero si todo el mundo con talento se convierte en empresario, ¿qué talento quedará para desarrollar el negocio?
La mayoría de las veces es mejor usar tus talentos para apoyar la idea revolucionaria de otra persona que crear una redundante.
No hay nada malo en ser un empleado, pero todavía necesitamos empresarios. Los empresarios son personas que crean una solución u oportunidad de negocio a partir de una necesidad, problema o desafío. Los emprendedores son personas que entienden que el obstáculo es el camino.
La paradoja es que ninguno de los dos puede existir independientemente. Los emprendedores necesitan empleados, tanto como los empleados necesitan a los emprendedores.
Mientras el emprendedor pone en marcha la empresa, los que trabajan de nueve de la mañana a cinco de la tarde la mantienen en marcha.
Por lo tanto, la elección entre emprendedor o empleado sobre el que construir una carrera depende menos de lo que se quiere hacer, sino más de quién se es y quién se quiere llegar a ser.