La actual crisis económica está presionando hacia abajo los precios. De hecho algunos economistas predicen deflación y nos la presentan como un mal que no debemos afrontar y debemos evitar a toda costa. Desde nuestro parecer los precios tienen que bajar para así ganar los ciudadanos poder adquisitivo.
La deflación vendrá acompañada de incrementos de productividad por parte de las empresas con lo que no hay que temer los efectos perniciosos de la misma. El sistema capitalista se encargará posteriormente de corregir la deflación y nos traerá de nuevo la inflación (o teoría de los aviones lanzando dinero).
Aparte de la necesidad de tener más sensación de riqueza con la bajada de precios, la actual coyuntura permite encarar la llamada productividad. Al intentar incrementarla se piensa solamente en producir más con lo mismo. Otra forma de perseguirla es reduciendo los costes y es esto lo que está pasando en la economía española. Se apuesta por la eliminación de puestos de trabajo y presionar con una bajada de precios de los proveedores en la prestación de sus servicios. Esto está provocando tensiones en las relaciones entre las empresas.
En el caso de que se apriete demasiado, se corre el riesgo que el proveedor opte finalmente por no seguir la relación y buscar la venta directa con los clientes finales de éstos. Así, lo que se consigue es un nuevo competidor. Por ejemplo imaginemos una empresa que presta servicios de traducción. Trabaja principalmente para un cliente que a su vez es un Broker de empresas internacionales. Si el Broker le aprieta, lo que puede conseguir es que la empresa traductora opte por buscar clientes finales para conseguir unos márgenes dignos y pueda sobrevivir. Al final se trata de no trabajar por nada.
Esto de apretar para bajar los precios también se está dando en los alquileres inmobiliarios. Me comentan que ahora todo el mundo va a su arrendatario y con la excusa de que está mal el tema, hay que bajar los precios. En este caso, no solamente lo apoyo sino creo que es necesario para disminuir los precios finales de locales y oficinas, y también para reducir los enormes beneficios que tienen por un negocio estúpido pero necesario.
En el campo de las administraciones públicas, que ofrecen servicios y se deben también a unos presupuestos, pocas salidas tienen que no afecte a la masa de funcionarios. Van a tener que reducir el número y pronto veremos debates en ese sentido. Tendrán que eliminar proyectos, reducir muchos de ellos y transferir a la empresa privada otros mediante outsourcing. Nuevos paradigmas vendrán en cuanto a la seguridad del trabajo en la empresa pública.
En otras industrias ha sido Internet quien provoca esta disminución con portales que irrumpen para cambiar las pautas de contratación. Caso de la industria de alquiler de coches. Ahora cualquiera puede contratar un coche en un clic.
Otras iniciativas de emprendedores vienen por la creación de portales que facilitan la selección de proveedor. Por ejemplo en infopresupuesto.com te permiten seleccionar al mejor en cuanto a calidad y precio. Los gabinetes de prensa y agencias de comunicación están ahora a un solo clic de las pequeñas y medianas empresas.
En esto de ofrecer precios menores, los emprendedores tenemos mucho que decir. Al tener poca estructura y ésta ser prácticamente variable en términos de ingresos, se puede ofrecer nuevas relaciones a nuevos clientes y hacerse parte del pastel. Esta es parte de la magia de los emprendedores. ¡¡A por ellos!!