Este país necesita que sus ciudadanos sueñen más y persigan revolucionar o sacudir sus vidas derivadas de una rutina que no les lleva necesariamente a un final feliz.
Y es que la mayoría sigue aquello de “tiro porque me toca” y va cubriendo etapas que han sido diseñadas por un sistema que no permite alterar nada de lo que será el destino de cada uno.
A los pequeños, cuando se detecta cierta energía envolvente y positiva, se les diagnostica hiper actividad con una facilidad asombrosa y su consiguiente medicación que está posiblemente fuera de lugar.
Ya de mayores, intentamos que nuestros jóvenes no emprendan porque no les damos apoyo moral ni social.
Parece que estamos esperando a que fracasen para decirles aquello de “ya te lo decía yo…”y al no tener literalmente ningún recurso económico, solo nos queda esperar que el TALENTO DE POCOS vislumbre a propios y extraños.
Y el devenir de esa política como país es el tipo de empresas y proyectos emprendedores que tenemos, que si bien son unos cuantos, su resultado para los emprendedores es “sacarse” un sueldo y poco más.
¿Se puede cambiar esto? Claro que si, y es el momento de pedir a los responsables de la clase política que integren en sus filas a emprendedores, gente que sabe lo que es ganarse su propia nómina.
Solo aquellos que saben lo difícil que es emprender y lo que cuesta salir adelante, podrán diseñar unas políticas que ayuden a disponer de un entorno y ecosistema favorable, con políticas que faciliten la explosión y ejecución real de proyectos de mayor envergadura.
Los emprendedores tenemos el riesgo como una variable interiorizada que nos permite afrontar retos. Y es lo que necesita este país para dar salida al enorme paro y poner encima de la mesa el talento de jóvenes y no tan jóvenes.
Pero como cada año electoral siempre es lo mismo, al final solo toca ir por nuestra propia cuenta y emprender con lo que damos salida a nuestros sueños.
Somos pocos y con proyectos pequeños, aunque cada día hay más personas que se plantean salir de su zona de confort o pecera, y salir a respirar aires de libertad con un proyecto propio que es la verdadera dignidad como profesional.