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El pasado 4 de abril se abría el periodo de presentación de la Renta 2017. Un momento temido por muchos no solo por la posibilidad de que la devolución salga a pagar, sino por lo engorroso de esta tarea.
No obstante, es una cita obligada con Hacienda a la que hay que acudir año tras año para declarar aquellas rentas que se hayan obtenido a lo largo del ejercicio anterior y que estén sujetas al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Para preparar y presentar la declaración, lo mejor es contar con los servicios de una asesoría, ya que es necesario reunir una serie de conocimientos para no tener problemas con la Agencia Tributaria. Son muchos los motivos para recurrir a estos profesionales. Principalmente, los que se exponen a continuación.
Una asesoría conoce los entresijos de la renta de los autónomos
Lejos de complicarse, lo cierto es que Hacienda suele decantarse por lo más básico. El borrador automático generado por el programa Renta Web de la Agencia Tributaria suele ser útil para aquellos contribuyentes que presenten declaraciones sencillas, que se basen en rendimientos del trabajo.
Sin embargo, cuando se trata del borrador para la declaración de un autónomo que tiene que hacer la renta, la cosa cambia. En efecto, la situación de estos trabajadores es muy distinta, dado que intervienen muchos más datos que hacen imposible que Hacienda calcule el rendimiento de cada autónomo y pueda conocer sus ingresos y gastos.
El autónomo no debe confirmar el borrador de Hacienda sin contar con la ayuda de una asesoría autónomos a la hora de cumplimentar la declaración.
En caso de que se hayan presentado declaraciones trimestrales en 2017 (con el modelo 130 en estimación directa y el modelo 131 en módulos) o de haber practicado retenciones en las facturas como autónomo profesional, el modelo D-100, que sirve de soporte a la renta, sirve de síntesis. Accediendo a GesTron se puede encontrar más información acerca de estas cuestiones.
Contar con una gestoría es sinónimo de ahorro en la declaración
Sin duda, una de las razones de más peso a la hora de contar con un asesor de confianza cuando hay que presentar la declaración de la renta es el ahorro. Si un autónomo decide hacerlo por sí mismo, al final le puede salir más caro.
No hay que olvidar que en la declaración aparecen muchos conceptos que se deben conocer a la perfección (ganancias patrimoniales, donativos, etc.), y saber con exactitud cuál es su alcance.
Por otro lado, el trabajo del asesor es precisamente asegurar al cliente el menor coste fiscal, así como la mayor rentabilidad en el resultado de su declaración. Para ello se centran en determinados aspectos relacionados con el impuesto.
Uno de los más importantes es el relativo a las deducciones autonómicas y estatales. Un trabajador autónomo puede deducirse en su IRPF los gastos afectos a la actividad que desempeña, y hay que conocerlas al detalle.
Las de tipo estatal se aplican de forma automática en el borrador, pero las autonómicas no se imputan.