«Nunca imaginé llegar donde soñé, y todo se lo debo a la capacidad de creer en mí.»
La noche de Navidad de 2006 recibí una llamada sorprendente. Ni más ni menos que de una amiga a la que no veía desde hacía diez años.
Natividad había trabajando para mi familia, ayudándonos en las labores de la casa, cuando me independicé de mi hogar.
Diez años después, me invitaba a la inauguración de su propio restaurante, la culminación de su proyecto emprendedor que englobaba varias empresas y negocios.
La historia de Nati en el libro Retirarse a los 40, sé emprendedor.