Son muchos los recursos naturales que ofrecen oportunidades para llevar adelante un proyecto emprendedor, especialmente en entornos alejados de las ciudades.
El aloe vera, con sus múltiples beneficios para la salud, es un ejemplo de oportunidad para emprender, desde su cultivo hasta la fabricación de productos derivados cosméticos y medicinales. Si sueñas con crear un proyecto que te acerque a la naturaleza, la siguiente historia te motivará muchísimo.
Son verdes, viscosas y pueden incluso oler mal, pero para la emprendedora Rosaria Piseri, su fascinación por las algas es lo que la llevó a crear un negocio.
Natural de Milán, siempre había anhelado vivir cerca del mar, así que a los 46 años decidió mudarse a una isla en la costa oeste de Irlanda para estar cerca de su curiosa pasión. El traslado acabó finalmente en la creación de su empresa, AlgAran, que fabrica y vende productos comestibles de algas orgánicas, así como cremas hidratantes, máscaras faciales, champú, jabón y otros productos cosméticos.
Rosaria se empezó a interesar por las algas marinas cuando descubrió el impacto que tenían cuando se utilizaban como fertilizante natural para aumentar el tamaño de las uvas. En ese momento, ella estaba trabajando para una empresa que suministraba productos utilizados en la elaboración de vino en su Italia natal. El descubrimiento la llevó a contactar con una empresa en Irlanda que acababa de comenzar a producir extractos de algas marinas, y decidió hacerles una visita.
«Es maravilloso” pensó Rosaria en relación con los efectos realmente sorprendentes que las algas tenían en las plantas. Impresionada, comenzó a importar una pequeña cantidad para su propio uso personal como fertilizante, y posteriormente comenzó a importar más para vender a los amigos. Era tal su fascinación por el tema que llegó incluso a aburrir a sus amigos ya que no hablaba de otra cosa que no fueran las algas. Hasta el punto en que su pasión le dijo al oído: “esto va a ser un negocio, esto va a ser un negocio”. “Y tuve el presentimiento de que iba a funcionar”.
Sin embargo, fue la muerte de cáncer de una amiga cercana lo que la convenció para dedicarse a tiempo completo a la creación de su negocio. Cuando su amiga fue diagnosticada, Rosaria comenzado a investigar si los extractos de algas tenían algún uso medicinal que pudieran ayudar. Por desgracia, su amiga falleció antes de que Rosaria pudiese encontrar algún remedio útil.
«Así que fue una especie de promesa que le hice a ella. Quiero seguir en esto, quiero saber más.»
Y lo hizo. Y la empresa empezó a crecer, y hace un año a exportar a Japón con tanto éxito, que no pueden servir todos los pedidos que le llegan. La empresa cuenta ya con cinco empleados que tienen que cosechar las algas en función de las mareas, que luego tienen que procesar en las siguientes tres horas para preservar los nutrientes. «Si la marea durante el verano es entre las 3 y las 4 de la tarde, entonces tenemos que trabajar hasta tarde «, explica Rosario.
A pesar de las largas jornadas de trabajo, Rosario cree que el hecho de que tanto la empresa como los productos que fabrican sean sus propias creaciones, hace que todo valga la pena y la mantengan motivada.
Un nuevo ejemplo de que nuestras verdaderas pasiones pueden llevarnos al éxito empresarial.