Pocos economistas estarán de acuerdo que la salida a la actual crisis tiene que venir a partir de una bajada de precios generalizada.
Los políticos se han contagiado de la opinión de estos y todos ellos rehuyen de la necesidad de que todo baje de precio.
Sin embargo, desde la perspectiva de la economía real, la que afecta a las familias, no hay algo más seguro que la necesidad de recuperar el nivel adquisitivo perdido por una galopante inflación que nos ha castigado a todos, convirtiéndonos en más pobres.
La deflación es mala pero hoy es necesaria para recuperar el ánimo y confianza entre los consumidores. LOS PRECIOS TIENEN QUE BAJAR. Cuando las cosas se ponen en la justa medida de su precio y valoración, los ciudadanos de este sistema capitalista responden con alegría y afan consumista. Hay que volver a los niveles del año 2000.
Además debe venir acompañada de ajustes en la productividad por parte de las empresas para no perjudicar los beneficios de las mismas.
Si hablamos solo de deflación como medida a la crisis, estaríamos pidiendo la caída de precios y márgenes de las cuentas empresariales.
Pero lo que pedimos es la bajada generalizada de precios junto a una reestructuración de las partidas de coste para incrementar la productividad.
¿Y cómo se consigue esto? Pues no es muy difícil. Simplemente hay que afinar los gastos, eliminar aquellos que no son productivos, y trasladar parte de estas ganancias a los consumidores via precio. La tecnología como Internet ayudará a hacerlo más cómodo.
Cuando se recupere la estabilidad económica y el consumo, los precios se irán recuperando al igual que los márgenes.
Muy pronto empezaremos a ver en los Medios de Comunicación formas de afinar los precios, gestión de la Teoría de los Precios y demás tipos de consultoria.
Los economistas deberían enseñar y hablar de como implementar por parte de las empresas y emprendedores esta necesitada bajada de precios en lugar de alarmar tanto sobre la deflación.