Estuve hace dos semanas en el GSM Mobile World Congress de Barcelona y he quedado impresionado de la magnitud de la feria. Las empresas enviaron en su gran mayoría a los primeros espadas de sus directivos. Podrías ver de todas las nacionalidades, de todos los colores. En la feria todo era reluciente. Pero la verdadera fiesta estaba en los Hoteles de la ciudad. Estos estaban llenos hasta la bandera a la friolera cifra de 330 euros por habitación/noche. Más de 47.000 personas comiendo, durmiendo, gastando, y algo más….
Todas estas personas han estado cruzándose tarjetas de visita, haciéndose demostraciones, entablando conversaciones preliminares y cerrando algún que otro acuerdo. Las reuniones de alto nivel han proliferado en los hoteles. Pude conocer a un vicepresidente de Oracle y a varios altos directivos de empresas indias, americanas, asiáticas, bueno de todos los lugares. Pero lo que más ha llamado la atención ha sido el espectacular despliegue de medios. Se podía ver por la ciudad flotas enteras de coches oficiales de empresas del sector.
En un momento de crisis económica como la que estamos viendo, podría ser un insulto al resto de la población. Pero cuál es la solución porque la seguridad y la logística demandaban el disponer de medios adecuados para aprovechar el máximo de tiempo posible. Eran muchas visitas que había que atender. La dualidad económica se podía palpar en la entrada de cualquier hotel. Fuera, los transeúntes miraban con perplejo lo que se cocía dentro que no eran más que fiestas coctails, celebraciones, reuniones, etc.
El tema se agudiza al analizar donde revierte todo el gasto de los participantes. Se habla que se han dejado más de 140 millones de euros en apenas 4 días. ¿Pero dónde han ido a parar? La gran mayoría no ha visto un céntimo. Se habla que cogen taxis, se hospedan en hoteles y tienen que comer. Es verdad que hay un impacto directo y que alguno se trae a la familia y pasan unos días de más. Todo esto está muy bien. Pero entonces los que se benefician deberían aportar algo al resto que solo ha padecido molestias por el abultado número de visitantes.
Una solución podría ser que estos colectivos pagasen más tasas durante este mes. Al fin y al cabo han ingresado más. Sería fácil de aplicar pero no muy popular. Otra solución podría ser que revertiesen en los ciudadanos con políticas de precios especiales de sus servicios. Por ejemplo, bajada de precios durante los días siguientes a la Feria. Se incentivaría el consumo y la ciudad seguiría a buen ritmo.
En uno de estos hoteles me comentaba su Director que estaba muy preocupado porque el último día de la feria le habían quedado 5 habitaciones libres de un total de 54. Hablaba de crisis. Me lo quedé mirando y pensé que realmente se necesita esta crisis para oxigenar determinadas actitudes y potenciar nuevamente los valores empresariales y sociales en determinados sectores que han gozado de beneficios inauditos y que ahora se quejan de no llegar a fin de mes. ¡Viva la crisis del sector hotelero!