Soy Pedro, pintor de brocha gorda, y muy feliz!


Esta es la historia de Pedro, pintor de profesión y persona muy pero que muy feliz con su trabajo.

Es dueño de su propio negocio, Decorcat, y emprendedor basado en una cualidad personal.

Ya hemos comentado varias veces las enormes oportunidades que ofrecen los típicos oficios de siempre.

Hay que recuperar el espíritu artesanal entre la multitud de profesiones, tanto en el aspecto de la calidad de los trabajos realizados como del sentimiento proporcionado por las personas que los ejercen.

Pedro ejerce de pintor. Su cualidad es la pulcritud y la practica habitual de la limpieza, la higiene y el orden en sus trabajos, sus espacios y su material. No deja indiferente los escenarios allí donde va. Les da vida, sentimiento, animación. En aras de cerciorarme de todo lo que intuía, tuve la ocasión de ir a una comunidad de vecinos donde Pedro había pintado. La colindante habían preferido a otro profesional. Había una gran diferencia entre las dos fincas. Mientras que la de Pedro gozaba de colorido y resplandor, la otra finca era gris y tristona y eso que habían pintado también.

Esta es la labor de los artesanos. Dar personalidad y costumbres a través de su empeño personal. El esmero para trabajar, el cuidado al utilizar las cosas y en general, por el sentimiento que procuran dar a sus obras. Saben que el boca a oreja es su mejor aliado y que un cliente contento traerá a otro.

Todos podemos emular a Pedro. Solo falta abrir nuestra mente y encontrar aquella faceta de nuestra personalidad que nos pueda permitir encarar un nuevo proyecto basado en una cualidad nuestra. Se puede dejar atrás una formación académica y entrar en el mundo artesanal. Cada día hay más gente que se plantea dar un giro a la trayectoria profesional. Esta es bienvenida y saludable. ¿Por qué hay que trabajar siempre de lo mismo? Los cambios regeneran las organizaciones y al personal.

Los que se han atrevido a un giro de 180 grados en su proyecto profesional lo han hecho por cansancio y desmotivación de su última profesión y no se arrepienten. El cambio, simplemente hay que hacerlo bien, con planificación y orden.

Algunos ejemplos son Carmen y su afición por el coaching, Laura y su gusto por el ocio infantil, o Marta con una ONG. Y aquí está Pedro:

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