Se hace empresario emprendedor a los 50


Se hace empresario emprendedor a los 50Conocer a Enrique es armarse de valor y energía para iniciar un proyecto propio. A sus 50 años derrocha amor y pasión por lo que hace.

A diferencia de los que trabajan por cuenta propia que ya están contando los días que le quedan para jubilarse o ser despedido, Enrique se levanta pronto cada día a entregarse a gestionar su proyecto. Un negocio de Limpieza a domicilio.

No podemos decir que Enrique ha cursado los mejores Masters ni tampoco que se haya formado en las mejores escuelas de negocio.

Su aprendizaje le ha venido de la misma vida, de tener que trabajar desde muy jovencito para tener que sacar a los suyos adelante. Eran tiempos difíciles y el espabilarse era sinónimo a lo que hoy es ser emprendedor.

Enrique emigró a tierras catalanas desde su querida Andalucía. Trabajó y trabajó sin destacar en nada por las pocas posibilidades que le daba su nula preparación académica o profesional. Pero con el tiempo supo ver una oportunidad que le vino de su propio entorno.

No era fácil y había que tomar decisiones y él junto a su mujer, lo hizo. Hoy es de las personas más felices en Calafell.

Todo empezó hace unos pocos años cuando Enrique y su familia tuvieron que irse de Barcelona. Buscaban un lugar con mayores posibilidades sobretodo en cuanto a vivienda. Los precios de la capital catalana se habían desbordado y expulsaban a aquellos con menores rentas.

Enrique llegó a Calafell, a unos 50 minutos en tren de la ciudad condal. Allí tampoco había mucho trabajo pero si se dieron cuenta que había mucho turismo vacacional, especialmente de fin de semana, navidad, semana santa y verano.

Empezaron a trabajar como autónomos en la limpieza de hogar siendo sus clientes aquellas familias que llegaban a su apartamento y querían tenerlo todo limpito para disfrutar de unas escasas horas de recreo y ocio. Pronto tuvierno varios apartamentos que atender.

Ya se sabe la historia, cuando la vecina lo comentaba a las otras, todas las demás querían tener aquello que daba cierta categoría social. La voz se escampó.

Así fue que empezaron a multiplicarse los servicios de limpieza en estos apartamentos no pudiendo cubrir la demanda que tenían por el buen hacer de su trabajo. Enrique estaba a pie de cada servicio, asegurándose la calidad y buen hacer de su equipo.

Un par de años más tarde, Enrique ya gestiona una verdadera compañía con más de una decena de trabajadoras. Se levanta como el primer día y acompaña a su equipo a cada una de las casas de sus clientes.

Hoy dispone de una vida feliz, cumpliendo posiblemente el sueño de cuando tuvo que marchar. Y encima lo hace como emprendedor y empresario de su propio negocio.

Es un apasionado de su trabajo y de su vida.


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