El sueño de muchas personas es emprender y alcanzar a materializar un proyecto profesional. Y si además se puede ganar dinero, pues mejor. El enriquecimiento personal vendrá una vez hemos conseguido comportarnos como personas libres y autónomas, tomando decisiones y aceptando los resultados y consecuencias de éstas. No hablamos de dinero, sino de sentirse feliz, de proporcionarse asimismo alegrías y de sentirse útil y aprovechado en el entorno laboral. Pero lo bonito de ser emprendedor es que la riqueza material también aparece y se deja ver, proporcionando unas rentas que son mayores que cualquier otra opción de trabajo por cuenta ajena.
Hoy más que nunca ser emprendedor es una opción de vida, de desarrollo profesional, y de crecimiento personal. Nunca antes había tan pocas opciones a no emprender un proyecto propio. El trabajo hay que inventarlo y hay que aprovechar el talento personal de cada uno de nosotros para moldear un proyecto propio. No importa si se triunfa a la primera porque lo que está en juego es la vida entera del ser humano desde el punto de vista de la felicidad y progreso personal. La propia toma de decisiones de forma continua nos llevará a acertar en el proyecto profesional.
Estamos construyendo las bases de una sociedad mejor, adaptándonos a una nueva realidad de un mercado más global y donde la tecnología es pieza esencial de las relaciones entre personas y empresas. Y en este nuevo entorno, el talento personal tiene que tener su aplicación directa en forma de nuevas formas de hacer las cosas. Los emprendedores son los que aportan esta iniciativa e ilusión de una sociedad futura mejor.