Entrevista a Fernando R. Ortega, fundador y CEO de ILOVEACEITE


Entrevista a Fernando R. Ortega, fundador y CEO de ILOVEACEITE, distribuidor de aceite de oliva en Estados UnidosLos emprendedores son los nuevos catalizadores de nuestra sociedad. Son los que innovan y aportan progreso en todos los campos que uno quiera adentrarse.

Son ellos los que nos guían y buscan hacer posible aquello que los demás ven como imposible.

Y hoy charlamos con Fernando que se está adentrando en el mismo Estados Unidos con un proyecto único como es la distribución de aceite de oliva . Os dejo con Fernando.

Entrevista a Fernando R. Ortega, fundador y CEO de ILOVEACEITE, distribuidor de aceite de oliva en Estados Unidos

1.- ¿Qué te llamó la atención de iniciarte como Emprendedor? ¿Naciste o te hiciste Emprendedor?

No lo tengo muy claro, pero empiezo por la segunda pregunta porque con esa respuesta contestaré la primera. Yo creo que nací emprendedor.

De pequeño, en Torredonjimeno (Jaén) gracias a mis padres, aprendí muy pronto a leer y las monjas me colocaban a enseñar a mis compañeros a leer la cartilla o montaba tiendas ambulantes en el escalón de la casa de mis amigos y con el dinero que sacábamos nos comprábamos una bolsa de kikos Churruca. un chicle Cheiw o, si conseguíamos un duro, nos lo jugábamos al futbolín.

Me pasaron directamente a segundo de EGB y en ya en tercero de EGB gané un concurso de anuncios para vender ¡lentejas!

Por eso no creo que nada me llamara la atención sobre algo que, sinceramente, forma parte de mi ADN. Tal vez asistir desde muy pequeño a ver como mi abuelo paterno, Francisco, cerraba tratos con los corredores de garbanzos o hablaba del trigo o del aceite en Peal de Becerro (Jaén), me influyó.

Incluso, cuando en agosto venía los corredores de chirimoyos a ver a mi abuelo materno en Motril (Granada) y cerraban sus tratos sobre cómo pagar los frutos, formaban parte de mis lecciones de cómo hacer negocios.

Mis abuelos son para mi una figura muy importante en mi formación como persona y que, sinceramente, determinaron mi camino. Mis padres se empeñaron en que fuera funcionario, pero jamás me sedujo esa idea. Soy emprendedor de nacimiento. Es una actitud.

2.- ¿Crees que viven mejor los emprendedores?

El concepto ¿‘vivir mejor’ que quién? Yo hoy, ayer y mañana, vivo conforme a mis convicciones, mis compromisos, mis retos, mis metas.

Durante algunos años, apenas cuatro, fui trabajador por cuenta ajena y, pese a un tiempo en el que fui feliz, tuve la horrenda suerte de dar con un director general que me amargó la vida y, quizá, cambiara mi vida para siempre. Entonces, tras un año tremendo, en julio de 2005 decidí que jamás volvería para trabajar para nadie.

Y aquí sigo. Empecé a trabajar con 20 años en Citibank con una beca de la Universidad de Navarra, en 1993 me colegié como abogado, en 1995 tenía mi propia firma de abogados y en 1999, con 30 años, cuando decidí trabajar por cuenta ajena, tenía cuatro despachos: Jaén, Granada y dos en Almería.

Pero trasladarme de Jaén a Madrid a dirigir una gran empresa como fue Multauto (luego comprada por Europe Assistance) fue un enorme reto para mi.

Un abogado de provincia, convertido en alto ejecutivo. Y nos vinimos a Madrid, los cuatro: Rosa, mi mujer, Fernando con dieciséis meses y Alex con apenas tres.

En ese tiempo conocí y me formé en dirección de equipos, ventas, marketing, desarrollo de negocio, grandes cuentas y números, etc. Fui, como digo, un alto ejecutivo. Pero acabé con el alma arruinada. Y tras bajar al infierno, volví a nacer. Hasta ahora mismo.

3.- ¿Si hubieras podido, habrías empezado antes como emprendedor?

Yo nací, así que tal vez no he tenido opción de empezar antes. En este sentido si debo decir que eso de ser emprendedor, al ser una actitud, no una aptitud de las que se aprenden, no tiene ni tiempo ni edad.

Veo a diario como personas sin ninguna aptitud para serlo, se empeñan en lanzarse al barro con su dinero capitalizado del desempleo o la indemnización por despido y montan algo sin ninguna convicción, o cuando se dan cursos para ser emprendedor.

Me parece una enorme pérdida de tiempo y energía. Alguno funcionará, pero la mayoría no están preparados para ello porque es un estilo de vida: inseguridad, altibajos, decisiones en solitario, tensiones de tesorería, etc. Mil una fatigas para las que debes estar listo. Y no todos están listos para estar en esa línea de salida.

Me parece mucho más interesante investigar con los más pequeños y despertar a los que sí lo llevan en su interior y crear una potentísima generación de emprendedores y empresarios como en Estados Unidos o Gran Bretaña. Pero pedir eso en España es pecado capital.

Pedir hacer empresarios desde la base está prohibido en un país que sueña con gobernadores que añoran la revolución bolchevique, una país que resuelve sus problemas en las barras de los bares o espera que papá Estado se lo averigüe todo.

Por eso estamos sufriendo una escapada de talento como nunca antes pasó y nadie se está dando cuenta de ello. Es la peor pobreza que puede sacudir a un país: ser paupérrimos en talento. 

4.- ¿Qué es lo que más valoras de tu nueva vida como Emprendedor?

‘Prefiero morir de pie que vivir toda la vida arrodillado’. ¿Te suena? Pues eso. Tengo 47 años y mi libertad está por encima de todo. Y eso tiene un valor incalculable.

Esa libertad individual, acompañada por una intensa formación, me ha permitido crear proyectos editoriales, de comercialización, de exportación, incluso dar salida a mi parte creativa a través de la poesía, relatos o fotografía bajo Vagamundos o hacerme corredor de ultrafondo cuando cumplí los 40.

Cuando en 2004 creé Publicatuslibros.com, mi primer proyecto en Internet, me decían que si estaba loco ¿quién querría un libro digital? O en 2009 cuando, tras cerrar Ittakus, creada en 2005, la empresa donde creamos el diario Noticiascadadía (online aún desde 2007) o la revista digital Comunicando, trabajábamos ocho personas porque la crisis nos arrasó, me obligó a reinventarme y crear ILOVEACEITE.

Nadie entonces dio un duro por mi. Invertí 4000 euros en la web, todo lo que me quedaba en el banco y me lancé a vender aceite.

Hoy ILOVEACEITE tiene una filial en Polonia (2011), en USA (2016) y una fallida en Gran Bretaña (2012), es líder en comercio electrónico en aceite de oliva virgen extra en Europa, gestionamos exportaciones a más de 25 países del mundo, tenemos un equipo de corredores de montaña, hemos participado en eventos de moda, cultura, cine, joyería, etc.

Tenemos camisetas, tazas, delantales, chapas, pegatinas, cremas para rozaduras deportivas o para hidratar tattoos, etc. Hemos creado un estilo de vida alrededor de una marca de ¡aceite!

Una marca que comparte experiencias, vivencias, fusiona culturas de aquí y de allí, es 2.0, es viajera, es optimista, es saludable, le gusta la cultura alternativa, le apasiona lo urbano y sin embargo, ama los espacios libres, verdes, salvajes, tiene retos, proyectos, historia, tradición y mucha valentía. Sí, es una marca viva, como yo.

Como el aceite de oliva virgen extra, ese zumo que permitió a Atenea vencer a Poseidón, al ofrecer a Zeus un árbol cuya fruta que alimentaría a los humanos, curaría sus heridas y los iluminaría en las noches más oscuras. Así nació Atenas.

5.- ¿Qué le recomendarías a alguien que se está planteando el empezar a Emprender?

‘Levántate todos los días a trabajar temprano que lo demás vendrá por añadidura’ Dicho de mi abuelo Francisco. Así que, por favor, que lo tenga claro.

Creo que es una enorme responsabilidad. hay que ser disciplinado, abnegado, tener muchísima confianza en uno mismo y ser un excelente corredor de fondo. Y ser honrado. Honrado con uno mismo y con los demás. Ser generoso, comprometido, valiente y no tener ni un solo complejo.

Yo hoy me siento más empresario que emprendedor. Cuando voy a USA allí me tratan como ‘businessman’ y eso me da muchísima seguridad, porque respetan mi trabajo, mi profesión, mi dedicación. Lástima que en España eso no sea aún así.

Me gustaría que los que hoy tienen 18, 19, 20 años estuvieran pensando en cómo cambiar nuestro país desde el trabajo, creando proyectos, desmontando las universidades llenas de marmotas y mariachis, y crear verdaderos focos de creación, innovación y progreso.

Sin embargo, te das una vuelta por esos recintos y ves una realidad bastante desoladora, aunque jamás hay que perder la esperanza.

Casi todos los años voy a algún centro educativo a hablar de esto y siempre pregunto a los asistentes al comenzar ¿quién de los presentes quiere ser empresario? Hace unos años, sólo dos. Este pasado mes de mayo, conté ocho. Nunca es tarde si la dicha es buena. Sigamos sembrando. Un día, recogeremos.


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