Conocí a Frank hace cosa de dos años. Me pareció conocer a una especie de monje, que con su sabiduría y forma de hablar me transmitía paz. Y hoy hay pocas personas que tienen tal habilidad, como podréis comprobar a vuestro alrededor.
Fran regenta un local de comida rápida. Él lo llama iCasual y ha revolucionado el barrio donde se encuentra. El mismo no es un sitio de paso para transeúntes necesitados de comer o de un café. Es un barrio dormitorio que aunque cada día llegan más empresas y negocios, todavía se encuentra en una fase incipiente en cuanto a bullicio se refiere.
Frank ha tenido que levantar el negocio, como todos los emprendedores, a base de mucho esfuerzo y amor por lo que hace. Ha tenido que arrastrar prácticamente a sus clientes a su local, ofreciendo una gama exquisita de platos calientes y fríos. Los ha fidelizado y el boca a boca ha hecho lo demás. Nadie le ha regalado nada.
A los 20 años se dedicó a recorrer mundo después de haber leído el libro On the Road, durmiendo en hoteles de poca monta, incluso en cunetas de carreteras saboreando o sufriendo la naturaleza y el no tener dinero para permitirse un lugar para cobijarse. Después de impregnarse de culturas de todo tipo decidió volver a su país y fundó un negocio de restauración: Sandwich & Friend. Lo convirtió en un éxito y referente en su ciudad.
Pero el destino hizo que Frank buscase otros retos de forma independiente después de haber contribuido enormemente a lo que es hoy su anterior proyecto. Así empezó hace cosa de dos años una nueva aventura. Otro lo hubiera dejado pero el que empieza como emprendedor, es muy difícil por no decir imposible que vuelva a trabajar para cuenta ajena. Con prácticamente nada de capital, pero con ilusión y pasión por su trabajo.
Hoy, Frank está contento al consolidar su primer negocio a solas. La idea es franquiciarlo y convertirse él en Consultor del mundo de la restauración. Su armonía en su personalidad le va a permitir afrontar los retos del futuro. Hace feliz a muchos y sabe canalizar su energía de tal forma que impregna a los demás su buen rollo.
Vivan los emprendedores como FRANK!