Entrevista con Manuel Ortega, profesor e impulsor del Programa Emprendedores en Ciclos Formativos


Mi nombre es Manuel Ortega Moreno (Manolo), el menor de tres hermanos y por aquello de la tradición familiar llevo el mismo nombre que mi padre. Tengo 50 años, soy (o mejor decir he estudiado, porque todos somos mucho más que unos simples títulos académicos) Licenciado en Derecho, Diplomado en Relaciones Laborales y Postgrado en Calidad de la Educación.

Nunca he creado una empresa. Pero me siento un emprendedor.

Empecé a trabajar a los 16 años y poco después estudié y trabajé al mismo tiempo.  Mi primer sueldo fue de 5650 pesetas (sí pesetas) me gusta recordarlo para valorar más lo que poseo (que no es mucho) actualmente. Durante unos años estuve empleado en la empresa privada en puestos de poca responsabilidad pero siempre desempeñe las tareas como si fuera el trabajo de mi vida. A los 22 años aprobé unas oposiciones para  la administración local. Estuve en diversos departamentos y en todos intenté proponer mejoras a los procedimientos en los que participaba. En las tareas de atención al usuario siempre me esforcé en entender sus demandas, aportar soluciones  y que sintieran que sus problemas también eran míos.

Por las carambolas de la vida en el año 90 dejé el puesto de la administración local y me dediqué al ámbito educativo. Desde entonces trabajo de profesor. En realidad tengo la categoría de Catedrático de Instituto de la especialidad de Formación y Orientación Laboral. He realizado por tanto cuatro oposiciones: una para la administración local y tres para la administración educativa : una para la especialidad de Administración de Empresas, otra para la especialidad de Formación y Orientación Laboral y la última para catedrático.

En estos veintitantos años, aunque el eje central de mi vida profesional ha sido la docencia, he realizado paralelamente múltiples actividades. Colaboré en un despacho de abogados durante unos años, pero lo abandoné porque requería una dedicación que  restaba demasiado tiempo a mi labor educativa en detrimento de la calidad de lo que enseñaba. Estuve, en dos ocasiones, colaborando sin ningún tipo de retribución en el gabinete jurídico de un sindicato para mantenerme al día de lo que acontecía en el mundo jurídico laboral (parte de los contenidos que imparto tienen relación con ello).

Además del trabajo estrictamente docente en los institutos en los que he estado destinado he ejercido diversos cargos: jefe de estudios, jefe de departamento, tutor de prácticas en la empresa, miembro del Consejo Escolar. ..En uno de ellos fui el responsable de  coordinar el proceso para la implantación de la norma ISO  que finalmente se obtuvo. Todas estas tareas me han ocupado muchas más horas de las que me ha pagado la administración. Alguno de estos cargos incluso 60 horas a la semana (elaboré un registro objetivo).

Durante seis años impartí clases en la universidad para los cursos de aptitud  pedagógica de los nuevos titulados que  querían incorporarse a la docencia. La última «aventura» laboral – también por esas casualidades de la vida- y que finalice en el año 2010 ha sido la de dirigir el servicio de educación, formación y políticas de ocupación de otro ayuntamiento. Actualmente también  colaboro con una editorial en la elaboración de materiales educativos que se incorporan a la web de mi especialidad a disposición de los profesores.

El último reto que me he marcado, conjuntamente con los compañeros de mi departamento,  es el de lograr que todos los alumnos que finalizan los Ciclos Formativos en los que imparto docencia dejen el centro con su plan de negocio debajo del brazo. El proyecto se encuentra en un estado inicial e iremos dedicando más recursos y perfeccionándolo en próximos cursos académicos. Le hemos puesto el nombre de Emprendedores en Compañía.

PREGUNTAS

¿Puede alguien ser emprendedor sin haber creado nunca una empresa?.

Al término emprendedor se le ha atribuido una dimensión que originariamente no tenía. Emprender significa iniciar, acometer, impulsar…algo que puede ser un negocio o pueden ser otras muchas cosas. Recientemente hemos cometido el error de limitar la palabra al mundo de los negocios y las empresas. Es verdad que también se utiliza en otros entornos diferentes al empresarial, pero creo que actualmente cuando surge la palabra emprendedor todo el mundo tiene en mente la creación de  empresas.

En mi opinión la figura del emprendedor empresarial  se ha intensificado como consecuencia del contexto de crisis pues desde la administración y otros sectores se le presenta como el salvador y «reflotador» de la economía. Por tanto quizá lo que sucede es que en muchas ocasiones utilizamos el término emprendedor cuando queremos decir empresario. Como es sabido no todos los empresarios son emprendedores y en consecuencia no todos los emprendedores son empresarios.

Yo entiendo como emprendedor a alguien que inicia proyectos, sean empresariales o de otro tipo, y que por tanto asume algún tipo de riesgo. Si es empresarial será económico, si es personal la incertidumbre puede afectar a la estabilidad emocional  y si es profesional -en el trabajo por cuenta ajena- puede incidir sobre el propio empleo o sobre el prestigio laboral. Es emprendedor aquel que entiende que el cambio es constante y que su actividad debe transformarse para que siga siendo útil. Por eso tengo siempre presente el aforismo que nos ha llegado de Heráclito: «todo cambia, nada permanece». También es emprendedor quien pone sus habilidades, sus conocimientos y su trabajo al servicio de la organización a la que pertenece sea propia o ajena y lo hace con el máximo de compromiso. El emprendedor puede no tener fines comerciales y que su trabajo sirva a intereses colectivos sin recibir beneficios económicos a cambio. Un emprendedor es un innovador, con una actitud vital hacia la transformación, pero no necesariamente de base económica.

Se ha demonizado al funcionario y al empleado que aspira a un trabajo fijo. Son apalancados, gente sin ambición…., se suele decir de ellos. Sin embargo las características que he descrito de los emprendedores son perfectamente realizables también entre este tipo de trabajadores y os aseguro que existen muchos con esta condición. La actividad emprendedora no siempre lleva asociado el interés por el dinero y existen iniciativas -muchas- cuya motivación es diferente a los beneficios económicos y el que las desarrolla se siente compensado con el sueldo que cobra y el éxito de la iniciativa.

¿Se puede aplicar el concepto de emprendedor en los centros educativos públicos?.

Sin duda. Conozco infinidad de experiencias puestas en marcha y ejecutadas con éxito. Controlo mejor el nivel de Formación Profesional, que es donde trabajo, pero diariamente también se desarrollan en todos los niveles infantil, primaria, secundaria..

Las experiencias se desarrollan tanto en el ámbito organizativo y de gestión como en el curricular.

Por ejemplo pensemos en un centro de secundaria de tamaño medio. Los alumnos matriculados perfectamente pueden llegar a 500 y la plantilla de profesores, según la tipología del centro, la formación que se imparta…, pueden llegar a 50. Existen centros que tienen 1500 alumnos y más de 100 profesores. Los alumnos tienen padres y madres y en general los centros se integran en el entorno (a nivel de administración, economía, socialmente, culturalmente…), en consecuencia estamos hablando de la gestión de unos recursos humanos y materiales equiparables a muchas empresas de tamaño medio y que además tienen que «rendir cuentas» a los todos los colectivos que podríamos calificar como «clientes externos»: las familias, la sociedad, las empresas y la administración.

A todo ello debemos añadir que la organización de los centros no es autónoma, en los últimos años se ha avanzado bastante en éste camino pero todavía no es suficiente. Propongo un ejercicio  práctico a los directivos que lean esta entrevista. Imagina que: NO puedes contractar a quien tu crees que puede ejecutar tus proyectos mejor, sino que «alguien» te envía a los trabajadores, que te han RECORTADO el presupuesto de forma notable, que el año que viene puedes ser subordinados de los trabajadores a los que hoy coordinas y mandas, te han DISMINUIDO la plantilla, además tienes que AUMENTAR tus servicios o tu producción y todo ello con una plantilla a la que se le ha recortado el sueldo un 20% y se les ha aumentado la jornada un 10% en los últimos 3 años ¿Podríais hacer esto sin ser emprendedores?. Pues esto es lo que se hace en los centros de enseñanza pública.

Podríamos citar innumerables ejemplos de acciones emprendedoras en los centros educativos, enumero algunas para que nos podamos hacer una idea: los profesores elaboran constantemente nuevos materiales con vocación de hacerlos más atractivos en el proceso de enseñanza aprendizaje (ya no encontramos aquel profesor con los apuntes coloreados de amarillo por la antigüedad), un alto porcentaje elaboran blogs, wikis, webs…relacionadas con su trabajo y muchísimos de ellos en colaboración con los alumnos, utilizan plataformas de formación como complemento online tipo Moodle, firman convenios con empresas (en el ámbito de la FP) para aumentar las posibilidades de ocupación y formación de los alumnos, modifican los currícula para adaptarlos al mundo laboral (aunque ello comporta dificultades burocráticas importantes), planifican programas de charlas complementarias a los contenidos para los alumnos, realizan salidas y viajes a empresas y otros tipos de actividades.

Necesitan someterse a procesos de reciclaje constante, especialmente en determinadas especialidades de formación profesional, pues en caso contrario se enseñarían cosas que no tienen su correspondencia en el mundo laboral. La formación no únicamente está relacionada con el área de tus contenidos pues debe contemplar también aspectos didácticos, organizativos y de liderazgo, porque no hay que olvidar que un profesor da clases, puede ser el jefe del departamento (coordinando un equipo de profesores), debe entrevistarse con los padres, debe asistir a las reuniones de equipo docente, a los claustros..y finalmente, cada cuatro años nos cambian el Sistema Educativo, lo que implica programar todos los créditos, módulos o asignaturas de nuevo, aprender la nueva terminología y modificar el sistema de evaluación. Haciendo una analogía seria como reformar los procesos de producción de una empresa pero sin tener seguridad de la eficiencia de los mismos. Y todo esto sin ningún tipo de incentivo diferenciador pues cobra lo mismo el que hace todo que el que hace lo justo. ¿No podemos calificar a los primeros de emprendedores?.

¿Cuáles son los retos para emprender en las organizaciones educativas actuales?.

Sería fácil decir que dado el estado de la cuestión el principal reto es económico. Emprender con más recursos siempre es más favorable, pero ya hemos visto que emprender no necesariamente está ligado al dinero. Creo, por tanto, que los retos son los siguientes, y no necesariamente por este orden:

1 – Tener capacidad para adaptarse al cambio. Ya he manifestado anteriormente mi opinión sobre esta cuestión, pero quiero  resaltarlo porque en este momento las variaciones son muy rápidas. Por poner un ejemplo: la mayor parte de los alumnos (casi todos) poseen teléfonos móviles con conexión permanente a Internet que debe provocar una nueva forma de enfocar las relaciones en el aula en todos los aspectos: en los propios contenidos y en el proceso de enseñanza aprendizaje. ¿Qué podemos enseñar si en cualquier momento ellos obtienen la mejor información, la más actualizada y completa?. El profesor debe creerse que su papel ha cambiado debe ser más un orientador, un estructurador de la enseñanza, un acompañante en el proceso, en vez de un puro transmisor de conocimientos. No podemos empeñarnos en prohibir los móviles en las aulas sino en convertirlos en instrumentos útiles para la educación.

2 – Es inevitable hablar de los recortes pues provocan una importante desmotivación y desilusión. Por tanto yo diría que el colectivo no debe dejarse envolver en esta espiral de desmotivación que lleva a la pérdida de ilusión y por tanto pueden provocar un efecto negativo sobre iniciativas innovadoras y emprendedoras. Si esto sucediera, y seguramente sería legítimo, el efecto sobre el crédito de la educación pública sería negativo.

3 – Ya me he referido también a los problemas de gestión y organización. Muchos de ellos son consecuencia del modelo del Sistema. Sobre el tema existe un debate: ¿las direcciones de los centros deben ser profesionales o, como en el momento actual, formadas por los propios profesores del centro?. No puedo extenderme sobre este extremo pero si me gustaría apuntar algunas cuestiones. En mi opinión los directivos de los centros son determinantes en el modelo de centro que se quiere implantar y en aspectos tales como la economía, la organización, la planificación deberían incluirse criterios empresariales (soy consciente que esta es una afirmación controvertida). Evidentemente deberían adaptarse a las necesidades de una organización escolar, pero un centro educativo es una empresa que requiere de criterios que son comunes a cualquier organización y no aplicarlos genera disfunciones que perjudican el funcionamiento y los objetivos que se persiguen y que en este caso son la mejora de los resultados académicos de los alumnos. Por otra parte, aunque esta es otra cuestión, estos directivos deberían ser auténticos líderes que promuevan, entre otras cuestiones, las actitudes emprendedoras y que muchas veces son frenadas por recelos sin fundamento. Los equipos directivos deberían poseer los perfiles propios del emprendedor y no ser meros burócratas orientados solamente a la gestión.

¿Qué perfil tienen o deberían tener los emprendedores educativos?.

Casi el  mismo que el resto de los emprendedores. Requieren buenas habilidades comunicativas, capacidad para trabajar en red y en equipo (esto es muy importante), capacidad de gestión y un buen conocimiento del entorno, pues no podemos entender el proceso de enseñanza de forma aislada. En los últimos años también el conocimiento de los idiomas es importante. Por ejemplo en los ciclos formativos de formación profesional existe la obligación de impartir algún módulo en Inglés.

Deben ser curiosos, tener confianza en sí mismos, poseer iniciativa y constancia y sobretodo optimismo, mucho optimismo. Sin olvidar la capacidad de liderazgo pues lo deben ejercer entre los grupos de alumnos y, según el cargo que desarrollen, también entre el equipo de profesores.

Quizá un elemento diferenciador con el resto de los emprendedores sería la falta del espíritu competitivo, pues se obtendrán mejores resultados  aplicando criterios colaborativos.


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