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Recurrir a los servicios de los traductores tiene cada vez más importancia para empresarios y emprendedores.
Esto se debe a que vivimos en un mundo cada vez más globalizado y conectado entre sí.
Las barreras que antes parecían existir entre territorios se van difumando y noticias y textos que antes solo se leían dentro de las fronteras parecen interesar también en el exterior.
Así, la comunicación se ha vuelto una herramienta con una utilidad mucho mayor de que la que podían imaginar generaciones anteriores, y el conocimiento y traducción de textos son una consecuencia de ello.
Por ello, empresas especializadas en el sector, como la agencia de traducción Blarlo, ofrecen sus servicios a un público cada vez mayor y menos especializado, pues las oportunidades que se abren son innumerables.
Sin embargo, la globalización también ha propiciado la búsqueda de la inmediatez y la economización por encima de todo.
De este modo, los medios de comunicación o, incluso, los usuarios particulares prefieren en ocasiones acudir a mecanismos más económicos, o incluso gratuitos, tales como traductores automáticos.
Estas herramientas, no obstante, son incapaces de indagar en el verdadero contenido de un texto y, en lugar de mejorar la comprensión, suelen dificultarla.
Los matices de la traducción
Los traductores no solo conocen a la perfección los dos -o más- idiomas que traducen, sino que durante años su labor se ha centrado en indagar en la vida de las lenguas con las que trabajan, hablándolas y exprimiéndolas para advertir todos sus matices.
Por ello, su labor es imprescindible y escapa a la de los traductores automáticos que, a la hora de la verdad, muestran oraciones inconexas y expresiones carentes de sentido.
Las tareas que desarrollan los profesionales de la traducción son sumamente complejas.
No solo se trata de descifrar el significado literal, sino que, en muchas ocasiones, las expresiones deben sustituirse por otras semejantes en la lengua con la que se trabaja.
Se busca que el lector del texto traducido comprenda el mensaje tal y como lo desarrolló el escritor en su lengua materna.
Por este motivo, no solo basta con profundizar en una lengua, pues la cultura del país -con sus refranes y juegos de palabras- es determinante a la hora de abordar un texto, un conocimiento que los traductores automáticos no poseen.
Además, en los últimos años han surgido numerosas agencias de comunicación que engloban a traductores especializados en diferentes áreas.
Entre las más prestigiosas se encuentra Blarlo, una empresa española que ha conquistado a los profesionales del sector.
Esta agencia, que solo trabaja con traductores nativos, garantiza que en menos de diez minutos el texto que se envíe comenzará a ser abordado, ya sea jurídico, científico, literario o sobre publicidad.
Así, una buena traducción y argumentación del texto es fundamental para transmitir el mensaje.
El contenido varía de una lengua a otra dependiendo de diversos factores, de modo que un profesional es una figura necesaria.
Además de los dos idiomas sobre los que trabajan, estos tienen en cuenta la disposición y organización del texto, las normas ortográficas o las recomendaciones, además de, por supuesto, el factor humano.
Todos ellos son elementos imprescindibles para transmitir de la forma adecuada un mensaje por la complejidad que encierran.
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