Recientemente he estado en la ciudad de Melilla. La experiencia ha sido de lo más gratificante, no solamente por la belleza de sus edificios, monumentos y construcción en general. Lo mejor ha sido sus gentes. Melilla tiene un gran potencial a nivel turístico y parece ser que las Administraciones están apoyando que así sea. El choque cultural es palpable y a su vez excitante y atrayente. Pero hay otras opciones que podrían dar un giro espectacular a su situación.
Melilla es actualmente, desde el ámbito laboral, una plaza de funcionarios. La gran mayoría de sus ciudadanos trabajan en alguna entidad gubernamental. Y los que no lo hacen están directamente relacionados con las actividades que emanan de los que si lo hacen.
La idea es convertir a Melilla en ciudad paraíso fiscal. Casi todos los países de nuestro entorno tienen su propio territorio como la Isla de Man, Gibraltar, Liechtenstein, Mónaco o la propia Andorra. ¿Por qué no crear la nuestra con ciertos matices?
Melilla podría ser nuestra propuesta para atraer todos los capitales del mediterráneo, especialmente del norte de África y sur europeo. Podría incluso excluirse a la propia España para evitar la fuga de capitales o evasión de impuestos de las propias fortunas y empresas españolas. Pero ¿por qué renunciar a un negocio que todo el mundo está haciendo y que deja suculentos beneficios para los ciudadanos que viven en dicho territorio? Que se lo pregunten a los que viven en Singapur, Hong Kong o la propia Suiza.
Hay que ser valiente y sugerir dicha posibilidad. No hay nada a perder. Pasaríamos de una ciudad que cuesta dinero a las arcas del Estado a ser una fuente de ingresos inagotable. Desde aquí invitamos a los políticos de la ciudad autónoma de Melilla a que se planteen dicha cuestión.
He aquí unos datos de la ciudad:
Como explica Wikipedia, Melilla (antiguamente conocida como Rusadir) es una ciudad autónoma de España, situada en el norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, frente a la costa meridional de la península Ibérica. Es limítrofe con la región del Rif de Marruecos, concretamente con las comunas de Farjana (al norte y el oeste) y Beni Ansar (al sur), ambas pertenecientes a la provincia de Nador, y está próxima a Argelia.
La ciudad y sus territorios se extienden sobre 12,5 km2 de superficie en la parte oriental del cabo de Tres Forcas. Alberga una población de 75.000 habitantes y presenta diversas particularidades fruto de su posición geográfica e historia, tanto en la composición de su población y sus actividades económicas, como en su cultura (fruto de la ejemplar convivencia de cristianos, musulmanes, judíos e hindúes).
El patrimonio arquitectónico de Melilla está considerado, junto con el de Barcelona, como uno de los mejores exponentes del estilo modernista español de principios del siglo XX. Melilla llegó a tener en esa época hasta 100.000 habitantes. Actualmente recibe diariamente una población flotante de los municipios marroquíes próximos a su hinterland que hacen que su población casi se duplique en algunas ocasiones.
Melilla se constituyó en ciudad autónoma en 1995, aunque ya fue reconocido su derecho a la autonomía en la Constitución española de 1978. Marruecos reivindica la ciudad como parte de su territorio junto con Ceuta y otros territorios españoles de menor entidad en el norte de África. El Gobierno de España nunca ha establecido negociaciones de ningún tipo, ya que considera a Melilla –al igual que los otros territorios norteafricanos– parte integrante del territorio nacional español[] .
De clima mediterráneo, templado y húmedo, con vientos de poniente y levante, también ocasionalmente viento del Sahara. Temperatura media anual 19 °C. Los inviernos son suaves en torno a los 12.8ºC en enero, siendo los veranos muy cálidos con una media en el mes de agosto de 25.2ºC. Las lluvias más intensas se concentran en los meses de invierno y primavera, mientras que el verano es una estación seca, registrándose 534 mm anuales de media.
El 45% de la población es originaria de la península Ibérica, de idioma español y tradición religiosa católica (Diócesis de Málaga). Otro 45% de los melillenses son musulmanes, mayoritariamente autóctonos de la zona del Rif donde se asienta Melilla; su idioma materno es el rifeño. Sin embargo, esta lengua no tiene reconocimiento oficial en la región, aún existiendo un artículo del estatuto de autonomía de la ciudad de Melilla en el que se exige la «promoción y protección de la lengua y cultura bereberes». Le sigue en importancia la comunidad judía con unos 1.000 habitantes, en su gran mayoría sefardíes expulsados por el régimen de los Reyes Católicos y la Inquisición Española de la península Ibérica, esta población vuelve a Melilla después de un largo período de exilio en Marruecos.