Me llamo Luis Rodríguez Jiménez, tengo 31 años y soy riojano, concretamente de un pequeño, pero muy bonito, pueblo a orillas del río Ebro que se llama Alfaro. Soy el propietario de Okodia – Grupo traductor (www.okodia.com). Como su nombre indica, realizamos traducciones especializadas y de ámbito general en numerosos idiomas. Tenemos una gran flexibilidad y nos involucramos al máximo con nuestros clientes para ofrecerles trabajos de máxima calidad.
Hasta los 18 años viví en Alfaro, pero llegó un momento en el que tuve que elegir cómo quería seguir con mi vida, y decidí irme a estudiar a Barcelona. La ciudad me encantó, la gente también, y al final me enamoré (sí, también de alguien en particular).
¿Por qué decidí ir a Barcelona y no a otra ciudad? El motivo principal fue porque me encantaban (y me siguen encantando) los idiomas y las culturas, y vi en esta ciudad una oportunidad única para disfrutarlo. Así que durante 4 años estudié Traducción e Interpretación en la Universidad Pompeu Fabra.
Como eso de estudiar, y sobre todo la vida universitaria, acaba gustando, decidí realizar un postgrado en Traducción y Tratamiento Informático, en la misma universidad, y justo al acabar me lié y acabé realizando la Licenciatura de Lingüística Aplicada a las Nuevas Tecnologías, también en la UPF.
Durante el postgrado y la segunda carrera estuve realizando traducciones más o menos esporádicas (para algo tenía que servir la carrera) y a su vez estuve trabajando en una conocida empresa del sector de los seguros, concretamente en un departamento donde había mucho contacto con personas de habla inglesa y francesa, principalmente, y de ahí al paro. ¡Qué bien! Pensé en ese momento, podré acabar Lingüística tranquilamente con lo que cobre del paro y sin tener que compaginarlo con el trabajo. Nada más lejos de la realidad al mes siguiente me surgió una oferta de trabajo que no pude dejar escapar: encontré trabajo en una empresa de Localización de Software. Por fin iba a poder poner en funcionamiento mis conocimientos y, sobre todo, iba a poder aprender de primera mano cómo funcionaba realmente el sector de la traducción, además aplicado al mundo de las tecnologías. ¡Vaya gozada!
Desde el punto de vista de aprendizaje y de experiencia, ha sido una de las etapas más enriquecedoras y seguramente la etapa que finalmente me hizo dar el paso en crear mi propia empresa, viendo las cosas que se podían mejorar y viendo las necesidades que tenían otras empresas de otros sectores que también necesitan traducciones.
Y en esas estamos, trabajando con mucho entusiasmo en ofrecer unos servicios de máxima calidad a quien quiere expandirse, ayudando a otras empresas a aumentar sus beneficios saliendo al exterior o atrayendo clientes extranjeros y, en definitiva, pasándonoslo bien formando un equipo mano a mano con nuestros clientes.
1.- ¿Qué te llamó la atención de ser Emprendedor? ¿Naciste o te hiciste Emprendedor?
Desde bien pequeñito he sido un culo inquieto. Recuerdo que mi madre siempre me decía que no podía hacer todo y que tenía que elegir. Evidentemente, nunca le hacía caso, porque cuando elegía no hacer algo al mismo tiempo elegía hacer dos o tres cosas más. También desde pequeño me ha gustado mucho el deporte, que practiqué con bastante insistencia hasta los 18 donde, ahí sí, tuve que elegir seriamente: o estudiar o seguir haciendo deporte. Elegí estudiar, pero aunque a veces me he arrepentido de tomar esa decisión en ese momento, supongo que esa etapa deportista, de sacrificio, de espíritu de superación es lo que me ha ido llevando a tener el mismo carácter en esto de la emprendeduría. Al final, ser emprendedor es una aventura y cada uno de nosotros elegimos qué tipo de aventura queremos vivir y, sobre todo, cómo la queremos vivir.
2.- ¿Viven mejor los emprendedores?
Sí y no, depende de lo que signifique “mejor”. Ser emprendedor implica asumir unos riesgos y unas decisiones y creo que no nos podemos arrepentir de las decisiones que tomamos y sí de las que no tomamos. En mi caso tomé esta decisión y de momento no la cambio por nada del mundo: es mi empresa, es mi tiempo y al fin y al cabo he hecho de mi negocio mi forma de vivir. Eso implica también ser el primero en llegar a la oficina y el último en irse de ella. También implica asumir riesgos económicos, esforzarte al 200% porque es tu propio negocio el que te da de comer, y la responsabilidad que conlleva llevarlo adelante para dar de comer a otras personas que te acompañan en esta aventura. Implica quebraderos de cabeza, estar todo el día pendiente de móviles, internet, teléfono, prisas… ¿Tiene aspectos positivos? Evidentemente. En mi esto mismo que parece ser negativo son los aspectos más positivos sabiendo gestionarlos bien (o aprendiendo a hacerlo), si se pueden compaginar con la familia y con los hobbies. Quizás saber desconectar y gestionar todo esto significa ser feliz viviendo siendo un emprendedor.
3.- ¿Tuviste excusas para no emprender antes?
Sí, al final siempre buscaba una excusa u otra para no dar el paso. Siempre existe una incertidumbre acerca de qué pasará, si estás tomando la decisión correcta, qué ocurriría si las cosas no van bien, qué hacer si van mal, y eso genera siempre un retraso en el momento de decir “ahora”. Tuve claro que no quería (o no sabía) emprender sin antes formarme, sin tener unos conocimientos mínimos del ámbito en el que iba a trabajar, y aunque a veces no todo es como lo hemos planteado sí tuve la oportunidad de aprender y de ver mi negocio desde dentro, qué me gustaba de él y qué no, qué quería cambiar y qué mantener y, sobre todo, darle un aire fresco.
4.- ¿Qué es lo que más valoras de tu nueva vida como Emprendedor?
El tiempo, sin duda. Aunque he de decir que lo valoro principalmente en tres sentidos. El primero es la falta de él: siempre necesito más tiempo, que el día tenga más horas porque no da tiempo a hacer todo. El segundo es el disfrute del propio tiempo en sí, ya que cuando realmente se dispone de algo de tiempo puedo valorarlo como se merece. Y el tercero es la gestión de mi propio tiempo, ya que al no tener un horario establecido por otra persona puedo gestionármelo como buenamente puedo y compaginarlo con la familia y otras actividades. Pero ojo, esto es un arma de doble filo porque también hay que lidiar este tiempo con quienes te rodean, y más de una vez me han tenido que reñir por no saber o no poder gestionarlo correctamente… Al final es un proceso de aprendizaje continuo.
5.- ¿Qué le recomendarías a alguien que se está pensando el empezar a Emprender?
Lo primero de todo es que crea realmente en su producto o servicio. Aparte de ser el mejor producto o servicio él tiene que saber que lo es. No sirve de nada autoengañarse y hacer ver que es el mejor, sino que realmente tiene que serlo y además el emprendedor tiene que ser capaz de adaptarse y mejorarlo día a día, porque siempre habrá competidores duros con los que lidiar.
Lo segundo es necesario que tenga mucha energía y muchas ganas de llevarlo adelante, ya que le requerirá muchas horas. Hay que olvidarse de levantarse a las 10 de la mañana, volver a casa a comer a las 14h y tener la tarde libre para irse de compras. Tendrá que asumir pegarse sus buenos madrugones, comer un bocadillo de camino a una reunión de trabajo o delante del ordenador, y volver a casa a tarde con la cena fría porque la familia ya ha cenado antes.
Lo tercero es que no tenga miedo en arriesgarse. Al fin y al cabo es su propia aventura, su propia vida, y nadie más lo podrá hacer por él. ¿Tienes un plan b si el negocio no tiene éxito, o serás capaz de tenerlo?
De todas formas, no todo es blanco o negro, no todo es fracasar o ser como Bill Gates. La mayoría de negocios están en la zona gris donde se puede vivir más o menos bien, compaginarlo como decía antes con lo que uno quiere y, sobre todo, ser feliz en este espacio gris.