Buscarse la vida en los pueblos


Pueblos

Hace unos años, era evidente que en las ciudades se vivía mejor. La oferta de servicios era abrumadora cuando se comparaba con la que existía en los pueblos. La gente llegó a huir de ellos y se apilaron en ciudades (algunas más bellas que otras) pero que al final se han convertido en verdaderos monstruos urbanos. Hoy es diferente. Podríamos decir que ya se empieza a vivir mejor en los pueblos que en las ciudades, y encima hay muchas oportunidades para los emprendedores.

Para los emprendedores, en los pueblos está todo por hacer. Las tecnologías permiten realizar muchos de los trabajos de las ciudades en una casita de campo, mirando por la ventana los bellos pasajes que ofrece la naturaleza. En la ciudad, hay infinidad de trabajo delante del ordenador, esperando que caigan los mensajes en el Outlook para responder y trabajar. Todo eso se podría hacer desde un pueblecito. Y otros trabajos tampoco requieren la presencia física de la persona durante todos los días de la semana en la empresa y en la ciudad.

Conozco el caso de una chica que se ha ido a vivir a Tarifa porque quiere vivir cerca del mar y con mucho sol. Su cargo es el de responsable europea de desarrollo de Negocio de una empresa que vende tarjetas plásticas con Chip inteligente. Cada dos semanas viaja por Europa a promover el canal y vendedores. Se está 3 días fuera y vuelve a disfrutar de su casita y entorno.

Pero en los pueblos hay otros oficios no ligados directamente con la tecnología. Y es aquí donde los emprendedores pueden crear e innovar para ofrecer nuevos servicios demandados por la economía local y por los turistas depredadores de fin de semana (los de la ciudad). La figura de los artesanos vuelve con fuerza, recuperando valores como la calidad, esfuerzo, profesionalidad y cuidadosa atención por lo que se hace.

En oferta cultural, los pueblos prácticamente no ofrecían nada pero hoy es distinto. El concepto mismo de cultura ha cambiado y ya no solo se refiere al ocio consumista propio de los centros comerciales o del tan llamado ir al teatro, cine, etc. Todo esto suele estar cerca, a menos de 30 minutos en coche (tiempo medio y normal de desplazamiento en las ciudades par hacer lo mismo). Pero es que además hay variedad en la naturaleza, en la infinidad de actividades que ofrece el campo y el pueblo y sobretodo la posibilidad de hablar, de mantener conversaciones con los vecinos que aquí si se conocen.

Un dato que alimenta las posibilidades para crear nuevos proyectos en los pueblos: el 80% de las transacciones de los emprendedores se hace en la economía local. Se fortalece asimismo la creación de nuevos oficios, nuevos artesanos, nuevas actividades de ocio, etc. que dinamizan a los mismos pueblos y enriquecen la diversidad social y territorial del país.

Haz la maleta y vete a enamorar tu pueblo!


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