¿Es mediocre mi jefe?


En estos días de presentación de posibles brotes verdes por parte de los Medios de Comunicación, los ciudadanos de a pie nos encontramos perplejos ante lo vivido y sufrido, con un empobrecimiento económico y social de nuestra calidad de vida cotidiana.

Los impuestos básicos han subido o van a subir como el IVA (el impuesto para las clases medias y bajas) y el encarecimiento de los productos de primera necesidad están desbordados y han erosionado toda capacidad de ocio. Y parece que no tenemos capacidad alguna de movilización o acción para poder aportar algún tipo de solución.

Pero si uno analiza lo que ha pasado y lo que nos viene encima se da cuenta que parte de esta culpa viene de la mediocridad de muchos de los Directivos y Gerentes en sus fomas de actuar. En tiempos de bonanza, se han sobredimensionado las plantillas, se ha malgastado y despilfarrado recursos, se ha vivido por encima de las posibilidades reales con compras desorbitadas de empresas. Y esto se puede aplicar tanto a las familias como a las empresas. De las familias no hablaremos pero si de las empresas ya que estas últimas si que tienen responsabilidad para con la sociedad.

Muchos gerentes y directores han gestionado los recursos de la empresa sin mirar la productividad de sus recursos humanos y tecnológicos. Hemos vivido durante muchos años con la facilidad que representaba el despachar en lugar de vender y tener que dar un servicio óptimo. Cuando la coyuntura económica ha cambiado, estas empresas se encuentran que no les sale los números. Y lo primero que se preguntan es cómo mantener los beneficios y la rentabilidad del capital. La forma rápida es eliminando empleo ya que el efecto directo e inmediato es recuperar margen de beneficio e incremento de la productividad. Y ahí está el error porque no se eliminan a los que realmente han causado el problema que son en muchas ocasiones la propia dirección de la empresa.

Lo mismo hay que pensar de la clase dirigente política puesto que ellos gestionan la primera empresa del país y de su municipio.

Desde aquí queremos invitar a todo el talento de las organizaciones, instituciones y empresas a que sean ellos los que den puerta a la empresa y se vayan, montando su propio negocio. Con una estructura mínima pueden competir y lograr así una mejora profesional y personal que les permitirá conciliar con familia y amigos.

Si esto sucediese, asistiríamos a una verdadera revolución en innovación y desarrollo del talento de las personas ya que infinidad de proyectos de gente preparada liderarían una nueva forma de sostenimiento económico de la sociedad.


LO MÁS VISTO

NOTICIAS RELACIONADAS